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Koldo Losada murió desangrado por el golpe de una escultura de 11 kilos

EUROPA PRESS 17/02/2016 18:44

El actor vasco Koldo Losada -secundario en series como Aída o Águila Roja- se desangró en el sofá del salón de su casa tras ser golpeado por una escultura en forma de pie humano de más de 11 kilos de peso, y, luego, fue arrastrado por el pasillo de la vivienda hasta la habitación donde se encontró el cuerpo, dejando un reguero de sangre oculto bajo toallas, sábanas y cojines, según mantiene la agente de la Ertzaintza encargada de la investigación del crimen, del que está acusado el marido de la víctima, Jon Ezkurdia.

En el tercer día de juicio con jurado que se celebra contra Ezkurdia en la Audiencia Provincial de Bizkaia, han declarado los agentes de las patrullas de Seguridad Ciudadana que acudieron a la vivienda y procedieron a la detención del acusado, así como los de la policía científica que realizaron la inspección ocular en el domicilio conyugal donde apareció el cuerpo si vida de Losada, además del primer letrado que tuvo el acusado tras ser detenido, y su asesora fiscal.

La ertzaina que coordinó la investigación considera que Losada pudo recibir uno o más golpes con una obra de arte con forma de pie humano que se encontró entre los objetos y cuadros que Jon Ezkurdia regaló a una amiga el mismo día del crimen.

Los agentes de la Policía científica no hallaron en la inspección ocular en la vivienda ningún objeto "romo y contundente" que, según los forenses, pudo ser usado como arma homicida, pero sí recogieron como prueba en casa de la amiga de Ezkurdia una escultura de oso y otra con forma de pie humano, que presentaba rastros de sangre, objetos compatibles con las lesiones que presentaba el cadáver de Losada.

Por su parte, los agentes de la Policía científica han declarado que se encontraron, al entrar en la vivienda, con un reguero de sangre, causado por el "arrastramiento de un cuerpo" desde el salón hasta la habitación donde estaba el cadáver de Losada, que tenía la cabeza tapada "con una manta verde" y las manos "ensangrentadas".

El rastro de sangre discurría en "zig-zag" y estaba oculto por toallas, sábanas y cojines tirados por todo el pasillo, por lo que su hipótesis es que fue atacado por un objeto "romo y contundente" estando en el sofá del salón, donde su cuerpo "estuvo desangrándose", y más tarde, fue "arrastrado" hasta la habitación.

En un sofá de color "oscuro" del salón, hallaron "una gran cantidad de sangre, los asientos empapados" y también un "goteo de sangre en una mesa provocado por haber apoyado algún objeto ensangrentado". A los pies del sofá, había una gran mancha de sangre, con ADN de la víctima, con la impresión de una huella de calzado deportivo, que se correspondía con unas playeras blancas del acusado.

Tras ser trasladado a comisaría en calidad de detenido, los agentes recogieron muestras de sangre que presentaba el acusado en manos y pies, y también en el pantalón que vestía. Después, a petición de Ezkurdia, se le trasladó a un centro de salud donde se le recetaron tranquilizantes y volvió al calabozo.

Además, tras haber sido informados por parte de las amigas que pasaron la tarde con el acusado de que éste les había contado que sufría un cáncer terminal y le quedaba un mes de vida, se solicitó a Osakidetza su historial clínico y se constató que no tenía ninguna enfermedad grave.

Asimismo, entre los objetos que portaba Ezkurdia, se encontraron tres tarjetas de crédito de titularidad de Koldo Losada, con las que, según se comprobó, el acusado consiguió sacar 1.800 euros en un cajero cercano al domicilio, sobre las seis y media de la tarde del día de autos, cuando, supuestamente, Losada ya estaba muerto.

Con anterioridad, en las cámaras de grabación del portal de su vivienda, Jon Ezkurdia aparece saliendo a las tres de la tarde con una bolsa de basura negra, que fue localizada en un contenedor con el cadáver del perro que tenía la pareja y dos cojines manchados de sangre, y luego, se le ve volviendo con una bolsa más pequeña, en la que llevaba dos botellas de Martini blanco que había comprado en un supermercado cercano, tal como quedó también registrado en las grabaciones del establecimiento.

En las grabaciones, el acusado actúa "con normalidad" y "anda perfectamente", según las declaraciones de los agentes, que también han confirmado que a las 18.30, cuando salió de casa por última vez, se había cambiado de ropa y también se había quitado las playeras blancas con las que aparecía en las primeras grabaciones, y se había puesto unas negras, que llevaba en el momento de su detención.

También se requisó como prueba el iPhone de Ezkurdia, pudiéndose comprobar que la foto que el acusado colgó en Facebook, pintado de payaso el día de los hechos se hizo un día antes, y que las fotos de los destrozos registrados en el bar La Gallina ciega fueron sacadas el 8 de noviembre de 2014.

Por su parte, el que fue su abogado en un primer momento tras su detención, Ibon G., ha declarado que habló con el acusado en comisaría al día siguiente de los hechos, antes de la declaración judicial, que finalmente no se produjo. Según ha manifestado, encontró a Ezkurdia "absolutamente angustiado y perdido".

"No era consciente de lo que estaba haciendo en la comisaría, estaba desconectado de la realidad y muy ajeno a las circunstancias", ha asegurado, para añadir que el acusado "no era consciente de la gravedad de los hechos", aunque sí del fallecimiento de Koldo porque "se lo habían dicho".

A su primer abogado, Ezkurdia le manifestó "en todo momento" que no se acordaba de nada. "Me dicen que ha fallecido Koldo, dicen que he sido yo y no me acuerdo de nada", aseguró Jon Ezkurdia a su letrado, quien ha dado credibilidad al lapsus de memoria que mostraba el acusado, que "se angustiaba por el hecho de que no recordaba".

Ibon G. ha considerado "creíble", en base a su "experiencia profesional", que la falta de memoria de Ezkurdia estuviera motivada por la ingesta de "lorazepan y alcohol mezclados", ya que el acusado le contó que el día de los hechos había bebido "una botella de martini y consumido muchas pastillas".

Ante el estado de su cliente, Ibon G. le aconsejó que "lo mejor era que no declarase hasta tener las ideas más claras" y tener "más datos" de lo ocurrido, ya que "no me podía responder a las preguntas que le hacía porque no recuerda".

Por su parte, S.D., asesora fiscal encargada de llevar desde su apertura la contabilidad del bar La Gallina Ciega, que regentaba Ezkurdia, ha asegurado que el acusado "no tenía deudas especialmente importantes".

Tras reconocer la existencia de "una o dos mensualidades" del alquiler sin pagar "con anterioridad a lo ocurrido", ha indicado que, después de la muerte de Koldo Losada, "se han podido acumular" impagos de renta del local hasta la extinción del contrato.

También ha testificado el perito tasador que valoró los daños en el interior de La Gallina Ciega denunciados ante la Ertzaintza por el propietario del local el 4 de diciembre de 2014, que fueron cuantificados en 7.559 euros.

Durante la primera sesión del juicio celebrado este lunes, el acusado declaró que la mañana que se produjo el crimen comenzó a beber sobre las nueve de la mañana y no tiene "ningún recuerdo" de lo ocurrido. Además, cree que él no golpeó en la cabeza a Losada, causándole la muerte, y mantiene haber sufrido un "agujero negro" en sus recuerdos de ese día.

La Fiscalía y acusación particular solicitan 20 años de prisión para Juan Antonio Ezkurdia Iturbe, de 65 años, al que acusan de asesinar con alevosía a su marido propinándole diversos golpes en la cabeza con un objeto contundente el 19 de noviembre de 2014 en el domicilio conyugal.