Su liberación ha sido posible gracias a la complicidad y mediación de Gutiérrez Casas (José Luis García Pérez), máximo dirigente del partido.
Sin embargo, su alegría queda atrás cuando descubre que su madre, una magistrada que amenazaba con sacar a la luz una conspiración gubernamental, ha sido asesinada en extrañas circunstancias.
Solo Carlos Castillo (Francisco Ortiz), un íntegro agente de la Inteligencia española, parece estar dispuesto a investigar el crimen y esclarecer los hechos.
Entretanto, el presidente Guzmán (Emmanuel Esparza) sale del coma y tras recibir el alta se prepara para regresar al palacio presidencial.