No se prodiga mucho en televisión, y para regresar al medio lo hace de mala malísima. Como Berta, la hermana de Chon (Pilar Castro) en Vivir sin permiso. El 26 de noviembre (22.20) se incorpora al drama protagonizado por Jose Coronado y Álex González en Telecinco, con un personaje que vuelve con sed de venganza de México, donde se casó con un narcotraficante ahora preso huyendo del ninguneo de Oeste. A ella ha recurrido Chon como salvavidas de los problemas financieros de Open Sea, sin saber que esa petición de ayuda se puede convertir en una soga que apriete y apriete.
Pregunta. Según informa la cadena, Berta es una mujer rencorosa y vengativa. Potente...
Leonor Watling. ¿Pero por qué os dicen eso? Bueno, es una opinión. Creo que tiene que ser el público el que decida si está justificada mi manera de ser o no.
P. Pero regresa con sed de venganza, ¿no?
L. W.: Regreso para hacer justicia, en mi opinión. En la opinión de Berta, ella regresa para hacer justicia.
P. Porque su hermana se quedó con el negocio, ¿no?
L. W.: ¿Pero os han contado todo? Yo estoy siendo súper discreta, no contando nada a nadie…
P. Viene con dinerito...
L. W.: Digamos que sí, que esto en realidad es una pelea entre hermanas, es una pelea de egos y Berta tiene un ego importante. Y digamos que no tiene mucho prejuicio, en general.
P. Chon acude a usted para que le rescate económicamente. Va a aliarse con los enemigos, ¿no?
L. W.: Pero ¿os han contado todo? Me parece feísimo que os hayan contado todo. Chon me llama, y tampoco soy su primera llamada. O sea, tampoco Chon es tan buena. Pero bueno, yo le ayudo con unas condiciones. Y… es que no os quiero contar más, que lo vea la gente. ¿Contar pá qué?
P. Pero bueno, ¿va a hacer de mala?
L. W.: Hago de mala malísima, me lo he pasado súper bien.
P. ¿Es divertido hacer de mala?
L. W.: Muchísimo. Porque haces cosas que, bueno, claro, depende, si tú en tu vida eres mala persona pues igual no. Pero yo que empatizo con las piedras y no me peleo nunca… pues poder experimentar en la vida lo que es entrar con la barbilla alta y no tener ningún pudor en hacer sentir mal a la gente, para mí ha sido muy divertido.
P. ¿Qué le animó a sumarse a Vivir sin permiso?
L. W.: El personaje. Nunca me habían ofrecido una cosa así y a Aitor Gabilondo (el showrunner), que me llamó para ofrecérmelo, no le puedo estar más agradecida. Lo he pasado muy bien.
P. ¿Sigue en la segunda temporada?
L. W.: Sí. Pero no os puedo contar más. De eso sí que no os puedo contar más.
P. ¿Qué tal con su hijastro, Patrick Criado?
L. W.: Es maravilloso, es un actorazo. Profesionalmente es increíble y profesionalmente también. Solo puedo decir cosas buenas sin parar.
P. ¿Qué juego puede dar la relación entre sus personajes, cuando él la ve más como mujer que como esposa de su padre, narcotraficante preso en México?
L. W.: Creo que la idea que tenían los guionistas es que entraran dos personajes que rompen el status quo que hay ahí, rompen la dinámica de jerarquías, tienen otra actitud completamente ante la vida. Se lo pasan muy bien haciendo lo que hacen. Yo creo que llegamos a la serie a eso, a marear a todo el mundo (risas).
P. ¿Va a preparar algo para ver ese capítulo?
L. W.: A mí no me gusta mucho verme. Pues mira, me he traído un mezcal de México que seguramente me ayude (risas).
P. Pulsaciones, Asesinato en la universidad, Vivir sin permiso.. Se ha reconciliado con la televisión. Desde Raquel busca su sitio, en el año 2000, se mantenía alejada… Pero ahora, en un tiempo ha encadenado proyectos.
L. W.: Con el medio nunca he tenido un problema. Es más lo que me ofrecen, que me gustaba lo que me han ofrecido ahora. Hay cosas en la tele que para mí, por cómo soy y cómo es mi vida, son más difíciles de hacer, como un personaje fijo en una serie diaria o en una serie de 26 capítulos, por ejemplo. Hay cosas que no es por el medio, es por la propuesta. Si me ofrecen tres películas que se ruedan durante tres años, pues tampoco lo haría.
P. Es bilingüe. ¿Tiene algún proyecto para hacer una serie o película internacional?
L. W.: Lo bueno que tiene la aparición de nuevos operadores es que llegan muchas cosas de muchos sitios y se ofrecen muchas cosas a otra gente. Pero vamos, lo de hablar inglés me pone en igualdad de condiciones con tres millones de actores angloparlantes. Tampoco es un súper poder (risas). Ahora hay cosas que no se podían hacer cuando solo podías producir para cadenas de televisión. Las plataformas te ofrecen libertad en todo. En formatos, en temas, duración… de todo. Y hay mucho más espacio, como creador no solo tienes tres puertas a las que llamar, ahora tienes muchas más. Y como espectador se nota mucho la variedad de oferta.
P. Pero obviamente, como espectador abruma tanta oferta. Desde su punto de vista, ¿también abruma?
L. W.: Como espectador sí, claro.
P. ¿Y como profesional de la industria?
L. W.: No, está muy bien (risas). Como profesional es genial. Es una alegría porque además con la crisis se notó muchísimo, nos dejó a todos temblando. De repente, tener otra vez la sensación de que tu oficio te permite pagar las facturas... Estamos todos muy contentos.
P. ¿Cómo se siente al entrar ahora en una serie que ha sido tan reconocida como Vivir sin permiso? ¿Cómo se siente al entrar en este momento?
L. W.: Pues, por favor, que no baje la audiencia (risas). No, muy contenta, sobre todo por todo el equipo y por Aitor Gabilondo, el productor. Te pones siempre muy contento cuando algo va bien, y si estás tú en ello, pues más.
P. ¿Tiene algo más entre manos después de esto?
L. W.: No, estamos con la gira del disco, que salió hace un mes.
P. ¿Por qué Tecnicolor como título de su séptimo disco? ¿Es la forma en la que ve la vida ahora?
L. W.: No, sobre mí no. Yo creo que Marlango. Quisimos hacer una banda sonora de una película de la época del tecnicolor. Por eso le pusimos ese nombre.
P. En una entrevista dijo algo como: "Soy actriz por vaga, mirando en el tiempo, porque fui vaga en mi juventud", y que abrazó la música por la incertidumbre de la profesión de la interpretación. ¿Eso es así?
L. W.: Más o menos. Es verdad que no hay nada más extenuante que un rodaje, o sea que… no sé, tengo mucha suerte. En realidad es un privilegio increíble poder tener dos profesiones tan complicadas y poder disfrutarlas y estar en las dos en un nivel muy bonito.
P. ¿Qué es lo que más le gusta de ser actriz?
L. W.: No ser yo. La sensación de descansar de uno mismo y de hacer cosas como el personaje de Berta. Yo en la vida tendría el valor de hacer las cosas que hace Berta, ¡y me lo pasé tan bien! y con Patrick nos lo hemos pasado tan bien… porque además nos íbamos alimentando el uno al otro de… ¿lo hacemos? ¿Lo hacemos? ¡Venga!
P. ¿Prefiere entonces interpretar a un personaje tirando a malo?
L. W.: No, no. Es que cuando están bien escritos y tienen sentido, cualquier personaje es maravilloso de interpretar.
P. Para hacer de Berta ¿se ha inspirado en alguien o se ha documentado sobre el mundo del narcotráfico?
L. W.: No, porque aparte Berta… O sea a mí me gustaría pedir perdón, no quiero contar mucho, pero… respeto muchísimo y admiro muchísimo México, o sea que el personaje que hago no es representativo. Pero es una persona que encuentra su fuerza en lo que ha construido fuera del pazo. Y me lo pasé muy bien, sí que miraba mucho telenovelas porque yo creo que Berta tiene esa fantasía. No sé si Berta es en realidad así, pero ella cree que así va a poder enfrentarse con la vida.
P. Una mujer fuerte, con poder.
L. W.: Sí, pero con una imagen de fuerza y poder muy inventada. Sus referentes de fuerza y poder no son muy positivos (risas).