Cuatro vuelve a reunir al 'Grupo 2: homicidios' dos décadas después
"El Cuerpo Nacional de Policía creó cinco grupos de Homicidios: Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia y Zaragoza. La unidad aragonesa recibió el número 2 para su identificación. Con sede en la Jefatura Provincial de Aragón, cubría todos los homicidios de la comunidad y zonas colindantes.
Según la estadística, por cada 100.000 habitantes se producía un homicidio. Según sus registros, cada dos días recibían un nuevo aviso.
Durante años, su trabajo, aquello a lo que dedicaron toda su vida, fue servir a los ciudadanos. Fueron policías. Lo siguen siendo, porque uno nunca deja de serlo. Vivieron tiempos difíciles, años duros que hicieron de ellos lo que son hoy y en los que conocieron la parte más oscura de los seres humanos.
A lo largo de su historia, más de una veintena de hombres y mujeres han formado parte de esta unidad. Algunos de ellos, los más veteranos, siguen viéndose con frecuencia en una vieja cafetería de Zaragoza. Podría ser una reunión más de viejos compañeros de trabajo, pero no es así. Es algo más.
Hace décadas, estos policías eran más jóvenes, tenían más pelo y menos kilos. Por separado eran excelentes profesionales, bien preparados y motivados. Juntos.... ¿Qué puedo decir de ellos trabajando juntos?... Yo era su jefe.
Fueron y siguen siendo el Grupo 2 de Homicidios".
Podría ser el arranque de una nueva serie de intriga, acción e investigación policial. Una voz en off grave y firme que con unos breves trazos contextualiza a los protagonistas de las tramas. Después, unos créditos y una larga lista de destacados intérpretes dando vida a variopintos personajes.
Podría ser el arranque de una serie más de ficción.
Pero esto es una ficción hecha desde la realidad.
Cuatro, en colaboración con Factoría Plural, estrena el jueves 14 de septiembre (22.45) Grupo 2: homicidios, un nuevo paso dentro del género de la ficción documental en España: un thriller policíaco con la realidad como guion. Crímenes pasionales, búsqueda de fugitivos, muertes violentas y robos... Historias reales contadas por sus protagonistas reales: los inspectores del Grupo 2: homicidios.
Grupo 2: homicidios es una ficción, con una estructura de serie, un guion, escenas y personajes ficticios.... en donde aparecen personas reales e imágenes reales propias, al más puro estilo del género documental.
Las investigaciones de esta unidad policial española en las últimas décadas son el punto de inicio de esta serie. Partiendo de la realidad, Grupo 2: homicidios se construye en cada capítulo en torno a un crimen, narrando los acontecimientos que tuvieron lugar y las acciones que se llevaron a cabo para resolverlo. En cada entrega también se refleja la parte más humana de los inspectores e incluso de las víctimas y su entorno, sentimientos y verdades que sólo a través de un formato como el true crime puede plasmarse con tanta intensidad.
Grupo 2: homicidios apuesta por recuperar esas historias que dejaron una profunda huella en la crónica negra del país. Recuperarlas de un modo directo, inmersivo: los narradores de la historia son los policías que investigaron cada caso, que relatarán y revivirán pasajes clave de las investigaciones; los diálogos no son creaciones de un equipo de guionistas, sino réplicas exactas de lo ocurrido en la realidad; y los personajes que ve el espectador en pantalla son actores emulando a los auténticos protagonistas. Todo ello da como resultado un true crime drama que combina en una misma narración diferentes líneas temporales -presente y pasado-, investigación científica y testimonios. Ficción y realidad.
Los actores Jorge Usón, Rubén Martínez, Gabriel Latorre, Néstor Arnas, Mónica Callejo y Javier Guzmán encabezan el elenco de la serie, que se completa con las actuaciones de Jorge Alonso, Laura Contreras, María José Moreno, Alejandro Martínez, Asunción Trallero y José Dault.
Grupo 2: homicidios tiene su génesis en un capítulo creado por Factoría Plural que emitió el pasado año la televisión autonómica aragonesa con un 22,6% de share y más de 2,5 millones de impactos en Twitter. El proyecto da ahora el salto a Cuatro con un desarrollo más amplio, nuevos casos y una trama en continuidad: la del trabajo en varias investigaciones de esta unidad policial.
Zaragoza, junto a Madrid, Barcelona, Sevilla y Valencia fueron las primeras ciudades españolas que crearon grupos especializados en esclarecer crímenes y delitos violentos contra las personas, cinco grupos que fueron los precursores de los policías investigadores de hoy en día y que se encargaban de todos los casos que llegaban a sus mesas, fueran de la índole que fueran. El llamado Grupo 2 de homicidios era un grupo de policías nacionales que, desde 1982 y durante 20 años, resolvieron más de 200 casos que conmocionaron a la sociedad del momento, con su centro de operaciones basado en la Jefatura Superior de Policía de Zaragoza.
Desde allí esclarecieron con éxito el 90% de las muertes que llegaban a su despacho: crímenes, suicidios, desapariciones y secuestros no sólo de Aragón, también de las Jefaturas de otras ciudades y comunidades que a menudo solicitaban su ayuda.
Los tres protagonistas de la ficción están basados en tres personas reales.
Todos tenemos un pasado y el del inspector Miguel Barea, personaje originado de la figura del inspector de policía Luis Arrufat, es conocido por todos sus compañeros: para ellos es el padre Miguel. Y si bien es cierto que Miguel Barea (Rubén Martínez) nunca ha oficiado una misa, no es menos cierto que su vida iba camino de terminar ahí. Cuando decidió salir del seminario, se presentó a las oposiciones a policía. "San Miguel es el patrón de la policía. Quizás mi destino está escrito", pensó. No le fue difícil aprobar la oposición, ya que en el seminario se había convertido en un auténtico ratón de biblioteca. Lee todo lo que cae en sus manos, por lo que ha desarrollado una capacidad intelectual que incluso le sorprende a él mismo. A Miguel le gusta ser analítico en su trabajo, tener la mente fría. Es la mejor manera de enfrentarse al mal.
"De acuerdo, siempre llego tarde, pero a tiempo. Siempre a tiempo". Alberto Campo (Jorge Usón), personaje inspirado en Andrés Martín, no es un agente impuntual: simplemente, no se lleva bien con el tiempo. Algo en su subconsciente le revela que el tiempo, al final, es el mayor asesino de la historia. Duerme poco, duerme mal. Ha visto demasiadas cosas en el Grupo de Homicidios. Cosas que son difíciles de borrar de la memoria. Alberto nació en un pequeño pueblo de Soria y gran parte de la sabiduría que ha adquirido se debe a los años vividos allí. Se siente orgulloso de su origen rural. En el inicio de su carrera estuvo una temporada en la brigada de Estupefacientes. Fue en una operación conjunta con Homicidios cuando el inspector jefe Echevarría se fijó en él. Sugirió que su meticulosidad y su instinto fabulador podrían ser más útiles en Homicidios. Y no se equivocó: Alberto Campo se siente realizado en el grupo.
Ramón Echevarría (Jorge Latorre) es el inspector jefe del Grupo 2 de Homicidios y está inspirado en el inspector Jesús Junquera. Conoce muy bien a lo que se enfrentan las personas que trabajan con él. Todos ellos forman un equipo. "Un puñado de personas actuando como si fuera una", les suele repetir. Es algo que nunca deben olvidar. Ramón trata de apartar a su familia de todo lo que le ocurre en entorno laboral. No habla del trabajo una vez cruza la puerta de casa. Es su fortaleza. Hasta allí no llega todo lo malo a lo que se tiene que enfrentar. Como inspector jefe de Homicidios él se encarga, en la mayoría de los casos, de dar la noticia a los padres de la muerte de un hijo o una hija. Es sin duda el momento más difícil para él, junto a las situaciones en las que se produce el levantamiento de un cadáver. "Los muertos están muy solos", piensa. Y a veces cree que él también. Entonces se da cuenta de lo equivocado que está: ahí está su familia, muy cerca de él; y también su otra familia, la que forman los hombres y mujeres del Grupo 2 de Homicidios.
El primer episodio de la ficción, El crimen de Caspe, data de marzo de 1988. Antonia, una joven de 19 años y embarazada de cinco meses desaparece. Nueve años después, su desesperada madre contacta con un programa de radio en el que una vidente le dice que su hija fue asesinada. Inmediatamente, un investigador privado se pone en contacto con la familia y desinteresadamente intenta averiguar qué ha sido de la joven. Lo último que se sabe de ella es que se había fugado con su novio para casarse, pero él se arrepintió y volvió a casa. Desde entonces se desconoce su paradero.
El caso vuelve a primera plana y el Grupo 2 Homicidios retoma la investigación que se había dado por cerrada. Una cabaña de pescadores en Caspe, un Seat 600 y un arma del calibre 22 son los protagonistas de esta historia.