"La serie tratará sobre dos personajes, como Sherlock y Watson, que siguen una serie de pistas sobre varios asesinatos mientras la peste ataca la Sevilla del siglo XVI". Alberto Rodríguez, director de Grupo 7 y La isla mínima, habla así sobre su nueva serie, La peste, la producción propia de Movistar + que presentó en el marco del Festival de Series de Madrid.
Esta apuesta de la cadena, con visos de thriller , es el siguiente proyecto de Rodríguez y su habitual equipo (Rafael Cobos en el guión, Pepe Domínguez del Olmo en la dirección de arte) tras el largometraje El hombre de las mil caras. "Algún Paesa había también en aquellos tiempos", admite.
La peste constará de seis episodios de 45 minutos cada uno. "Lo más fascinante es poder introducirnos en ese tiempo. Una de las primeras cosas que teníamos claras era que los personajes no podían actuar con la lógica actual, sino con el pensamiento de entonces. Buscamos la vida del anónimo, del ciudadano de a pie, que era lo que nos interesaba", comenta Rodríguez. Cobos responde: "Es una historia de detectives y asesinatos con una plaga de peste como fondo. Son elementos muy jugosos".
Sin reparto confirmado -ni mención alguna a nombre deseado o en la agenda-, Alberto Rodríguez se muestra ilusionado: "Todavía estamos en la fase de pre-producción. Estamos viendo decorados, cuadrando fechas... Empezaremos a rodar a principios del año que viene, en diversas localizaciones. Obviamente en la propia Sevilla, pero como quedan pocos vestigios de aquella Sevilla del siglo XVI, también iremos a otros puntos de Andalucía y Extremadura". Del presupuesto, asegura: "Lo desconozco".
Planteada como una serie "con un principio y un final", la probabilidad de una segunda temporada se antoja remota. Esta primera entrega surgió de "pasear por Sevilla y pensar cómo sería cuando el cénit del mundo". Entonces, ¿aparecerán figuras históricas? "Hay algún que otro personaje inspirado en personas reales, pero no estarán Quevedo o Velázquez. Está Monardes, un médico muy famoso de la época que introdujo la piña o el tabaco", agrega.
Pepe Domínguez considera la recreación de toda una época en La peste Sevilla se está formando, pero también está en decadencia. Conviven en ella corrientes de pensamiento y artísticas que provienen de todos los lugares imaginables, como el norte de África con todo lo mudéjar".
"Es que en Sevilla se hablaban casi 80 lenguas, había esclavos, una de cada 10 personas era negra... Muy poca gente sabe eso y son detalles interesantes", responde Rodríguez. "A través del hiperrealismo, Alberto puede hacerte una radiografía de la época", contesta a su vez Domínguez.
"Había que saber cuál era la moral, el valor que le daban a la vida", comenta Cobos. "Documentarse sobre el siglo XVI es complicado y más en Sevilla...", suma Pepe Domínguez, "y más para nosotros, que solemos trabajar con fotografías. Lo que nos interesaba era la vida de la calle, cómo vivía la gente humilde cuando se unen el medievo y el Renacimiento, romper tópicos andaluces"
Para ello les acompaña el documentalista Pedro Álvarez, licenciado en Filología por la Universidad de Sevilla, profesor y experto en Antropología Social. "Llevo más de dos años documentándome y necesitaría otros dos más. Estoy en contacto con todos los departamentos, así que me ha tocado la parte más jugosa", dice sobre su labor dentro de La peste.
"El apestado es el extraño, el diferente", dice Álvarez haciendo uso de la metáfora que más se repetirá en la serie. "La peste El imperio se cuidó mucho y el rey incluso prohibió a los jóvenes estudiar fuera para no enfermar de nuevas ideas", agrega quien se ha encargado de que la serie no falle en el más mínimo detalle.
"Nos interesaba la peste como crisis, como negocio. Se usó para especular, para centrificar y echar de sus casas a los pobres, algo que conocemos muy bien", comenta Cobos sobre la relación con el presente de la ficción. También el rol principal será un ángulo más cercano al espectador, según Rodríguez: "[La peste] La protagoniza un personaje que en una época en la que se creía tanto en Dios y en no hacerse preguntas, siente que tiene un vacío y no sabe cuál es su camino, lo que lo hace diferente".
Por ello, para el profesor se están "metiendo en todos los charcos, pero comprometidos con la Historia y la veracidad. Donde está el dinero está la cultura. Sevilla era la Nueva York de la época. La peste muestra lo terrible de los tiempos, pero desde el punto de vista de un momento determinado: la ciudad más importante era también la que poseía el mayor grado de mezquindad".
Para la reproducción de esta época, donde "se dejaba a los niños en prenda o si cometías un crimen te refugiabas en la cárcel", como apunta Rodríguez, el director de arte Pepe Domínguez tiene "una cosa clara: la ciudad se iluminaba con velas, así que queremos jugar con extremos: claroscuros o los cuadros de Caravaggio". Rodríguez entra: "Mientras más fieles seamos, el espectador entrará más rápido, porque no es una serie al uso".
Pedro Álvarez tira de frase célebre: "Para Santa Teresa, Sevilla era 'el infierno soñado'. Estaba llena de meapilas y canallas... como ahora". Y se ríen todos, a los que se les ve que les une muchos años de galope juntos.
Rafael Cobos es, por ejemplo, quien decide responder a la cuestión sobre los referentes que se manejan: "Nuestro referente es no buscar referentes, huir de todo lo que se le parezca". Y el resto se asombra y aplaude la respuesta.
La misma pregunta a Alberto Rodríguez es la que acaba la presentación y el coloquio: "Quiero buscar un estilo. Va a sonar a astracanada, pero me estoy fijando en la Trilogía de la vida, de Pasolini; cómo se mueve la cámara, con esa facilidad para acompañar a los personajes todo el tiempo y que el espectador lo sienta así".