'Samanta y…' su michelín se enfrentan a las infinitas formas de alcanzar la belleza
Uno de los aspectos que más preocupa a la sociedad hoy en día es la belleza. La obsesión por alcanzarla llevará a Samanta Villar a preguntarse hasta dónde podemos llegar para lograr un canon concreto. Sobre esta premisa parte el reportaje de Samanta y....
"La vida en general es competición", afirma el actor Octavi Pujades, invitado de la reportera junto a Santiago Segura y la estilista Cristina Rodríguez. Santiago Segura se queja de que la belleza sean "atributos que tú no te curras". Pero, ¿es lícito currárselos? Cristina Rodríguez opina que "hay gente bellísima que tiene muchos complejos" y recuerda que llevar tacones, depilarse y, en general, llevar una rutina estricta de cuidados para las mujeres "es masoquismo".
Para Samanta Villar la belleza es relativa, pero hay un complejo que la ha acompañado siempre: el michelín de su tripa. La reportera acudirá a la consulta de un cirujano plástico para saber qué tendría que operarse para conseguir un cuerpo 10. Las intervenciones serían numerosas y superarían los 40.000 euros.
La periodista viajará hasta Chile para conocer a Iris, una joven de 22 años que se siente mal porque pesa 140 kilos y no los 150 con los que se vería guapa. Ella y su pareja son aficionados al feederismo,, explica Iris. Matías alimenta a su chica con grandes cantidades de comida, aunque a veces eso no es suficiente y practican la alimentación forzada. Para ellos, la comida es amor.
Samanta y… la belleza también mostrará el caso de Lidia, para quien no hay nada más bello que un cuerpo tatuado, por lo que quiere convertirse en la mujer más tatuada del mundo. El programa la acompañará a hacerse su último tatuaje, esta vez en el pubis.
Lidia reconoce que tatuarse es casi una adicción. Sus modificaciones le han llevado a tener lengua bífida, la esclerótica de los ojos tatuada de fucsia, y ahora, probará algo nuevo: un implante subcutáneo sobre su propio corazón.
Por último, la periodista se enfrentará a sus propios complejos. Ha accedido a colaborar en un desfile benéfico y tiene que salir a la pasarela en biquini ante cientos de personas. Marie-Ange, la coreógrafa del desfile, le aconseja "cambiar el chip, porque la perfección física no existe", animándola a liberarse de sus complejos.