Santiago Segura: "España sigue siendo Torrente y eso me abochorna"
Es tiempo de despedidas, pero breves. Chester dice "hasta luego" por unas semanas mientras prepara nuevas entregas que llegarán muy pronto a Cuatro Y puestos a cerrar temporada, qué mejor que sacar a escena una buena ristra de tópicos. A ser posible, los más recurrentes y habituales: los de los españoles. ¿Cómo somos? ¿Cómo dicen que somos? ¿Cómo creemos ser? Nuestros aciertos, nuestros errores y muchos tópicos quedarán al descubierto de la mano de dos personas que, a fuerza de enfrentarse a ellos, los conocen bastante bien.
Santiago Segura, porque decidió recopilar los peores defectos de nuestro país en un detestable y exitoso personaje cinematográfico, Torrente. Michael Robinson porque, después de tres décadas exiliado voluntariamente en España, ha realizado una minuciosa radiografía social de nuestro país atendiendo al elemento que más pasiones nos despierta: el fútbol. Ellos dos serán los encargados el domingo 18 de febrero, a las 21.30, de cerrar la temporada de Chester al compás de un patriótico "¡olé!".
Santiago Segura (Madrid, 1965) es el director de una de las sagas más taquilleras de la historia del cine español: Torrente. Sus cinco entregas suman más de 13 millones de espectadores cautivados por un personaje que encarna lo peor del ser humano… y del prototipo español. "Un taxista, tu cuñado, un vecino, tú mismo en algunas cosas… Siempre tenemos pensamientos que a nosotros mismos nos avergüenzan", resume el actor sobre la inspiración que necesitó para crear a Torrente.
"Antes me parecía muy, muy gracioso, porque pensaba que era una cosa extinta y, de repente, miro para atrás y digo: 'No, no, está muy vigente'. España sigue siendo Torrente y eso me abochorna. A veces me he encontrado con gente que habla de Torrente con admiración y cariño. Vas en un taxi y dicen: 'La hostia. Torrente es la hostia, si es que es la bomba, si es que es lo más'.
A pesar del cariño de ese público, Santiago Segura ha sufrido el desprecio de algunos colegas de profesión y ha visto cómo Torrente quedaba relegado en las categorías principales de los grandes premios de cine en nuestro país. "A mí me da igual lo de los premios, el premio es que te vaya a ver la gente y que gusten las películas. Pero en categorías concretas sí me ha parecido un poco flagrante, ¿no? Efectos especiales, por ejemplo. En los premios Taurus, que son los que dan los especialistas de Los Ángeles, las tres últimas Torrentes han estado nominadas. Y en los Goya ni siquiera estaban nominadas en esa categoría.
En sus inicios, Santiago Segura -que estrena próximamente Sin rodeos- apareció en muchos programas de televisión para ganar el dinero suficiente para financiar sus cortos. Y entre sus primeros trabajos en el mundo del cine también hubo tiempo para hacer de figurante. Aunque la máxima del figurante es que no se le distinga para poder aparecer en el máximo de películas posible, Segura hacía lo posible para aparecer en las escenas en las que participaba. Tanto que en Tacones lejanos fue Pedro Almodóvar quien le sacó del plano. "Me acuerdo que me puse en segunda fila y de repente veo que Almodóvar está así mirando, le dice algo al oído al ayudante de dirección, se acerca y dice: 'Por favor, el gordo, al final'. Y me mandaron a la última fila".
Si por algo es reconocido Michael Robinson en nuestro país es por su marcado acento inglés en las retransmisiones futbolísticas. Sin embargo, el locutor deportivo esconde tras de sí un pasado como jugador al más alto nivel. Empezó su carrera como delantero en el Preston North End y en el Manchester City y acabó siendo uno de los fichajes más caros Acabó jugando en el Osasuna (Pamplona) donde aterrizó sin saber nada de español. "Yo pensaba que Osasuna era un lugar. Lo creí hasta estando ya entrenando con ellos. Yo solo entendía 'hola', 'adiós', 'gracias', 'cerveza' y contaba hasta cinco. Lo fundamental, ¿no?". Sus años en el equipo navarro los recuerda como los más felices… Hasta su abrupta salida por una operación de rodilla que Robinson nunca pidió y que se hizo contra su voluntad.
"Yo era feliz allí. Había encontrado una maravilla en ese equipo. Pero tenía un problema, ya se lo había advertido antes de fichar. Estaba mal de la rodilla. Les dio igual. Me hicieron una intervención quirúrgica que yo no pedí y que no necesitaba. Seis semanas después de aquello, a los 19 minutos de volver a jugar, me quedé cojo". Lo peor, sin embargo, estaba por llegar. "Años después, cuando volví a El Sadar como comentarista de la Liga para Canal+, pedí al gerente del club si mi hijo, de 7 años, podía saltar al campo con el capitán del Osasuna y su camiseta roja. Cuando el niño estaba en el túnel para salir de la mano de Iñaki Báñez, el delegado les separó e impidió a mi hijo saltar. Yo no sé qué diablos hice tan mal para que me tengan tanta manía, para inclusive hacerle eso a mi hijo… A mí pueden machacarme, pueden dejarme cojo, pero hacer eso a un niño de siete años… No he sido capaz de perdonárselo".
Del norte, al sur. Porque después de 30 años en España, Robinson se ha marcado un objetivo: encontrar (y de paso demostrar) que su origen es español. Concretamente, gaditano. "Puedo razonarlo", admite riendo. "Mis raíces hasta 1792 llegan hasta el condado de Cork. Y todo el mundo de Cork es blanco, pelirrojo y con pecas. Menos un 2%. Y ese 2% son los náufragos de la Armada Invencible. Bueno, pues en mi familia hay muy poco pelirrojo. Así que es de suponer que mi familia venga de la Armada Invencible. Y zarparon desde Cádiz y Finisterre, mayoritariamente. Y de gallego no tengo mucho…", bromea.
El momento en el que Robinson abraza definitivamente su españolidad es en la final del Mundial de Fútbol de Sudáfrica. "Estaba narrando el partido pero, si hubiese estado en casa viéndolo, me hubiese ido a la cocina a tomar algo por que no podía aguantar más. Estaba en estado de pánico. Cuando marca Andrés (Iniesta) es maravilloso. Y muy especial. Andrés es un tío riquísimo, porque como persona es adorable".
Y sobre sus continuas polémicas madridista-culé, ¿qué tiene que decir Robinson?: "Tengo el curioso estatus que en Madrid soy culé, en Barcelona soy madridista
Las charlas más distendidas de la televisión siguen estando de moda entre la audiencia. A falta de una última entrega, y mientras Chester adecúa su tapicería para recibir a próximos invitados en una nueva tanda, el programa despide su sexta temporada mejorando los datos de audiencia cosechados en la anterior etapa con un 8,1% y 1.596.000 espectadores (0,1 puntos más que la quinta temporada) y un 9,4% en target comercial (0,1 puntos más que en la anterior temporada).
Además, el programa de entrevistas presentado por Risto Mejide consigue imponerse a su directo competidor entre espectadores de menos de 55 años (8,9% vs 8,4%), con destacadas cifras entre el público de 13 a 34 años (9,5% vs 8,3%).
Por territorios, Chester sobresale en Euskadi (10,1%), Madrid (9,3%), Valencia (9,1%), Baleares (8,7%) y Andalucía (8,4%).