Cuna de grandes acontecimientos históricos y de otros más lúdicos: Bélgica fue una de las grandes sorpresas del último Mundial de Fútbol. Los llamados Diablos Rojos unieron por unos días un país cada vez más dividido. Y pusieron de nuevo en el mapa un estado pequeño del que se habla mucho por acoger la capital de Europa, pero del que sabe muy poco. Sobre él trata Bélgica, mucho más que Bruselas, Bélgica, mucho más que Bruselasnuevo especial de Josep Cuní que Cuatro emite el jueves 13 de septiembre (22.50)
En los últimos meses, Bélgica ha centrado la atención de los medios por la llegada de Carles Puigdemont y otros miembros del gobierno catalán cesado. Josep Cuní preguntará a jueces, políticos y académicos su opinión sobre la presencia de estos políticos en un país que también tiene tensiones territoriales. Bélgica es un país escindido entre la comunidad valona y la flamenca. Además del fútbol y la conocida afición a la cerveza, solo comparten la capital: Bruselas. El país tiene tres lenguas oficiales: el francés de los valones, el neerlandés de los flamencos y el alemán que se habla al este del país. El reportaje da voz a miembros de las tres comunidades y analizará las claves de una convivencia no siempre fácil.
Bélgica también saltó recientemente a los medios de comunicación por su vinculación con los graves atentados terroristas que sacudieron Europa. El periodista visitará el barrio de Bruselas que centra todas las sospechas: Molenbeek, un espacio en el que la policía apenas se atreve a entrar. Multicultural y con un elevado nivel de desempleo, la barriada concentra una de las tasas de conflictividad más alta de todo el estado. El pequeño país, de apenas 11 millones de habitantes, esconde muchos más secretos. La ciudad de Amberes, por poner solo un ejemplo, es la capital mundial del comercio de diamantes. Josep Cuní visitará los enclaves por donde pasan casi todas las piedras preciosas del mundo.
El periodista se hará eco también de uno de los episodios más terribles de la historia reciente del país: los crímenes del pederasta Marc Dutroux. Los belgas, que no han olvidado el caso, viven con angustia las peticiones del abogado del asesino para conseguir su liberación.