Sueños que se van cumpliendo, proyectos que ven la luz, yernos que se instalan en casa y otras tantas peripecias. Así se plantea la entrega de Los gipsy kings
Marisol, matriarca de los Jiménez, esta deseando triunfar en el mundo del modelaje. Su debut como profesional tendrá lugar cuando sea escogida como imagen de una peluquería. La Rebe apoyará a su madre en todo momento. Además, una gran sorpresa aguarda a la reina del mercadillo. Sus padres quieren hacerle un regalo en forma de viaje de bodas. Pero no será una luna de miel al uso, ya que Marisol y Dani quieren disfrutarla en familia. ¿Estará José de acuerdo con que sus suegros les acompañen?
Todavía en el país del sol naciente, los Fernández Navarro seguirán intentando popularizar el gipsytón con la ayuda de un promotor musical que les recomendará mimetizarse con la estética japonesa. Cambiarán su estilismo habitual por las extensiones de colores, la ropa manga y un sinfín de complementos para convertirse en unos expertos del cosplay. Para continuar con su inmersión cultural, se subirán al tatami para debutar como luchadores de sumo.
De punta en blanco, las Salazar participarán en la inauguración en Barcelona de una tienda en la que colaboran. El glamour destilado en el evento se tornará en desgracia cuando lleguen a Madrid y descubran que han de abandonar sus casas debido a unas obras. Su única opción será trasladarse a un camping. ¿Conseguirán el césped artificial y las literas apagar el brillo de las Salazar?
Por último, las Muñoz continúan planificando la fiesta del 18º cumpleaños de Celia, celebración candidata a convertirse en el evento del año. En esta ocasión, acudirán a un showroom en el que conocerán a showroom las Salazar, a punto de convertirse en sus proveedoras oficiales de brilli-brilli. Sin embargo, un imprevisto las distraerá de su objetivo y dificultará el proceso. La gran puesta de largo gitana peligra.