La competición de Bienvenidos a mi hotel se inaugura el 18 de septiembre en Cuatro (16.15) en cuatro de las comunidades con más solera y tradición en el negocio del alojamiento rural: Galicia, Asturias, Castilla-León y Madrid. Cuatro parejas procedentes de Lugo, Gijón, Burgos y Chinchón pondrán a prueba sus establecimientos rurales, convirtiéndose al tiempo en huéspedes e invitados en una singular carrera donde los buenos modales, la espectacularidad de los paisajes, la oferta gastronómica, las actividades al aire libre, la paciencia y la simpatía de los protagonistas serán claves para otorgar la victoria final.
Bienvenidos a mi hotel arrancará en O Corgo (Lugo) con Norman y Ana y la historia de un viejo molino abandonado en un bosque a orillas del río Miño que ha dado lugar a Fervenza, un emplazamiento "con mucho interés ecológico", explica su dueño. Él fue quien encontró este enclave único mientras practicaba piragüismo por el Miño. "Fue amor a primera vista", afirma. Ahora, el antiguo caserón del molinero es un hotel rural de nueve habitaciones que Norman, el jefe, gobierna con mano firme y Ana, empleada, cuida desde la recepción con una sonrisa. Y entre medias, una pequeña pasión privada: las figuritas de Lego. "Me relajan y evaden mi mente".
Desde la vecina Asturias, frente a la gijonesa playa de San Lorenzo, llegarán Álex y Álvaro, amigos, vecinos y propietarios del Gijón Surf Hostel. El nombre de su negocio les define a la perfección, y es que ambos son dos enamorados del mar y de la aventura. Durante un viaje a Costa Rica en busca de la ola perfecta se dieron cuenta de que en su ciudad natal no existía un alojamiento para amantes del surf, como ellos. "Nuestro negocio nace como un ideal de vida, querer vivir en la ola", afirma Álvaro. Su establecimiento es un referente para los amantes de este deporte, aunque se encuentra lejos de las comodidades de un clásico hotel rural. "A más de uno le va a sorprender compartir habitaciones o dormir en literas…", explica Alex. ¿Ventaja o hándicap para ganar la competición?
Homenajeando a uno de los emblemas turísticos de su localidad, Carmen y Alberto llegarán desde Covarrubias (Burgos) defendiendo su hotel Doña Sancha y su historia de amor. Ella, procedente de una familia de hosteleros, se enamoró de este viajante que hizo parada en su pueblo. "Compramos un terreno y levantamos un hotel pensando en nuestro pueblo", explica ella. Casi dos décadas después siguen enamorados como el primer día y además sacando adelante un hotel de 14 habitaciones. "Lo cierto es que Alberto es muy buen empresario y lleva muy bien las cuentas", detalla Carmen. Una virtud muy apreciable en un negocio donde hay que mirar en qué se invierte (y en qué se pierde) cada céntimo.
Y finalmente, desde el centro del país viajarán Álex y David, un matrimonio de Chinchón que vencieron los 9.000 kilómetros que separan España y Paraguay y los 18 años que existen entre ellos con tesón, amor y el sueño de sus vidas, La Graja, una casa rural & spa que durante varias generaciones fue la vieja casa de labranza de la familia de David. Él lleva la gobernanza del establecimiento, mientras que Álex pone su talento y sobre todo su cabeza al servicio del local. "Aquí hay mucha lucha y mucho trabajo personal. Hemos peleado con albañiles, arquitectos y todo el mundo para hacer la casa que teníamos en mente", resume David. Y a fe que lo consiguieron: "Bajas unas escaleras y te encuentras una cueva y la piscina hecha ahí… es desconexión total".