El 22 de noviembre de 1963, John Fitzgerald Kennedy, 35º presidente de Estados Unidos, moría en Dallas abatido por los disparos de Lee Harvey Oswald, un exmarine desertor. Más de medio siglo y decenas de películas y libros después, algunas incógnitas sobre la muerte del mandatario pueden quedar resueltas tras hacerse públicos los documentos recientemente desclasificados por Trump, a pesar de las presiones de la CIA y el FBI.
Comprometido desde sus inicios con la historia oculta de nuestro tiempo, Cuarto milenio mostrará y debatirá los aspectos más relevantes de esta documentación desconocida en la edición que Cuatro emitirá el domingo 19 de noviembre en prime time (22.20) y que contará con destacados expertos en la que es considerada la gran conspiración del siglo XX.
Hace 54 años John Fitzgerald Kennedy aterrizaba en Dallas para potenciar la popularidad del Partido Demócrata en las elecciones presidenciales del año siguiente. Pero sucedió algo que cambió el rumbo de la historia: tres disparos surgieron desde lo alto del Almacén de Libros de Texto de Texas.
El primero fue desviado por un árbol e hirió a un testigo. El segundo alcanzó al presidente por la espalda y salió por su garganta. El último disparo penetró en el hueso parietal derecho de su cabeza. Solo una hora más tarde, los medios de comunicación de todo el mundo anunciaban su muerte.
Pero, a pesar de los cientos de testigos, de la presencia de las cámaras de televisión y de los informes oficiales, lo que ocurrió aquel día sigue siendo un misterio, acrecentado por el posterior asesinato de Lee Harvey Oswald, autor del magnicidio, la rápida destrucción de pruebas o la extraña trayectoria de algunas heridas de bala que sugieren la existencia de un segundo tirador.
El plató del magacín de lo desconocido recibirá a destacados analistas para intentar arrojar luz sobre el magnicidio. Para Pedro Baños, coronel del Ejército de Tierra y especialista en Geopolítica y Estrategia, a la opinión pública se le sigue ocultando información, desde los errores cometidos durante la investigación hasta la falta de información en la misma redacción de algunos informes publicados.
"Posiblemente Oswald fuera un conocido de los Servicios Secretos de Estados Unidos y podría haber colaborado de alguna manera con ellos, lo que no implica que fuera uno de sus miembros", afirma el coronel.
Para Antonio Manuel Rodríguez, experto en Inteligencia, existió conspiración, pero tras la muerte del presidente "hubo interés en que el caso se cerrase para evitar que pudieran salir a la luz otros asuntos que, sin conexión con el asesinato, podían poner en aprietos a más de uno".
Cuarto milenio recibirá también a Ángel Montero Lama, periodista y autor de JFK: 50 años de mentiras. Para él, estos documentos no contienen datos reveladores, ya que "la información decisiva fue destruida hace mucho tiempo".
Por último, el periodista Francisco Pérez Abellán, investigador de los grandes crímenes que han cambiado el rumbo de la historia, el material desclasificado "ratifica que el asesinato estaba avisado de antemano" y "que Oswald, el culpable oficial, ni siquiera disparó. Fue un cabeza de turco, como ha ocurrido en otros magnicidios".