Juan Echanove ha convertido su afición en una de sus profesiones. El actor ganador de dos Premios Goya (por Divinas palabras en 1988 y Madregilda en 1994) y una Concha de Plata del Festival de San Sebastián (Madregilda), pone su paladar al servicio de Mi madre cocina mejor que la tuya, concurso gastronómico que estrenó Cuatro -que luego lo exportó a 28 países- y que desde el 17 de julio (22.00) emitirá una serie de especiales en el prime time de Telecinco.
Para empezar, Echanove -experto gastrónomo, cocinero y miembro numerario de la Real Academia de Gastronomía- ejerce de implacable jurado de Alba Carrillo, Rosa López, Lucas González (de Andy&Lucas) y Noemí Salazar y sus progenitoras, que lucharán en los fogones para ganar los 6.000 euros de premio y el derecho a participar en el siguiente programa, que conduce Santi Millán.
Telemania.es habla con Juan Echanove para conocer sus primeras sensaciones como juez de Mi madre cocina mejor que la tuya
¿Cuál es su función en Mi madre cocina mejor que la tuya
Juan Echanove: Decido quién gana y quién pierde. Hay dos parejas de concursantes por cada cocinero, que compiten entre ellas. El cocinero decide quién de esas dos parejas pasa a la final y en el tramo final del programa, cuando cocinan durante 40 minutos una receta sorpresa que no conocen y que se les dice en el momento de empezar el concurso, yo controlo el proceso que están haciendo, que también influye a la hora del veredicto, y luego valoro la receta en su forma, en su presentación, en su contenido, en su ejecución… Y digo quién es el mejor.
¿Siente mucha presión como jurado?
J.E.: No, sobre todo porque desde el principio quise asegurarme de que me iban a respetar el veredicto y me lo han respetado. Me lo respetan continuamente. No tengo necesidad de hacer un paripé o interpretar. Yo para interpretar ya tengo la ficción. Gana quien yo digo que gana, pero presión ninguna. Presión la que siente un piloto cuando tiene que aterrizar en el aeropuerto de Bilbao con mucho viento. Eso sí que debe ser presión.
¿Qué grupo de concursantes le ha sorprendido más: los famosos o los anónimos?
J.E.: Las celebrities, los famosos. Es curioso ver gente que tiene mucho control del medio y de la televisión que se estresan y lo pasan apretao. No te diría que mal, pero sí apretao porque cocinar es una actividad que, cuando tienes que hacerla contra el crono o cuando estás compitiendo con alguien, no es tan fácil. En cambio, gente que no ha tenido ningún contacto con el medio parece que lleva haciendo televisión toda la vida. Te llevas muchas sorpresas en ese sentido. Yo creo que tiene que ver, sobre todo, con la gente que tiene sentido del humor y que ves que parecen más introvertidos o tímidos, pero luego te sorprenden.
¿Qué es lo más gratificante de estar en Mi madre cocina mejor que la tuya
J.E.: A mí lo que me llamó para estar en este programa fue que yo soy un fan absoluto de Santi Millán (presentador del programa). Me gusta mucho. Creo que es un animal televisivo y quería compartir una experiencia directa con él. Además, los cocineros son muy amigos míos, tanto Pepa (propietaria del restaurante madrileño Qüenco de Pepa) como Rodrigo (De la Calle, al frente de El Invernadero, también en la capital), y me pareció que si estaban ellos iba a ser un programa serio, teniendo en cuenta que ha de ser también distendido y refrescante. No son pruebas imposibles. Esto no es Al filo de lo imposible, sino todo lo contrario, es al filo de lo posible. Todo el mundo puede llegar a cocinar bien. Me gustó el formato. Me dejaron ver un programa, porque yo no lo conocía, y me divirtió. Vi sobre todo que el programa, a medida que el tiempo pasaba y se luchaba contra el crono, se volvía frenético.
¿Qué le puede aportar tanto a nivel personal como profesional su participación en Mi madre cocina mejor que la tuya
J.E.: A nivel personal me lo paso como Dios, me parece un programa muy dinámico y a mí me gusta mucho la televisión dinámica. Yo trabajo en el medio, desde la ficción, pero trabajo en el medio, y me gusta cuando los programas son dinámicos, son vibrantes y, sobre todo, tenía verdadero interés en trabajar con Santi Millán porque soy un gran admirador suyo, no solamente como presentador, sino también como actor. Me parece que es un tipo superdotado y me encanta trabajar con él. Eso es lo que más me ha sorprendido. Yo me encuentro maravillosamente bien. No es que yo le vea un futuro a mi participación en programas de este tipo, ni a presentar programas. Lo que pasa es que ellos querían a alguien que tuviera suficiente criterio porque el programa da un premio de 6.000 euros, que no es ninguna tontería… Si tú dices que una persona lo gana y otra no, tienes que argumentar con rigor y con criterio para que no sea una charada.
¿De dónde le viene su pasión por la cocina?
J.E.: Yo empecé a cocinar con 15 años aproximadamente. Mi padre era ingeniero y trabajaba mucho en Latinoamérica y coincidió que en un viaje tenía que ir tres meses a Argentina con mi madre. Yo inmediatamente me di cuenta de que estar todo el día comiendo el menú de la cafetería que había debajo de mi casa no me parecía atractivo. Además, pensé que si aprendía a cocinar me ahorraría muchísimo dinero que me podía gastar en cosas que me gustaban. Al principio solo compraba carne y la hacía a la plancha, pero vi que no dejaba mucho margen. Y entonces me pasé a la pasta. De ahí pasé a platos de legumbres, guisos… Así es como yo empiezo a cocinar. Hace menos de un mes, el día 17 de julio, cumplí 40 años trabajando ininterrumpidamente como actor. No son pocos. Tengo 57 y empecé a los 17. He perdido la cuenta de las veces que he dado la vuelta a España. No hay una ciudad en España, no hay un sitio medianamente grande, incluso en muchas ciudades pequeñas, donde no haya estado trabajando. Entonces claro, cuando das tantas vueltas a España la primera la haces monumental e histórica. La segunda vuelves a ver los sitios que te quedaban por ver. Pero ya cuando vas por la séptima, la octava, la novena, la décima, hay un momento en el que la catedral de Burgos ya no te llama tanto la atención como conocer a alguien que se dedique a fabricar una morcilla que es cojonuda. Y entonces conoces a su familia, le conoces a él, conoces qué vicisitudes acarrea su profesión, conoces a mucha gente que no tiene un solo día de vacaciones en su vida para que podamos disfrutar de productos en nuestras mesas, porque trabajan con animales o con cultivos que hay que atender diariamente, conoces a gente que se juega la vida en el mar para que luego tú estés comiendo tranquilamente una lubina… Y valoras todo eso. Nosotros vivimos en un país maravilloso, pero que cada día se está convirtiendo en más difícil de explicar. Si lo intentas explicar por el deporte es un conflicto, si lo intentas explicar por la política es un conflictazo, si lo intentas explicar con la historia es otro conflicto… Todo es conflicto. Hay una cosa que es la mezcla y la síntesis de culturas que integran un país. El único ámbito en el que no existe ni un conflicto, en el que se da la sinergia, en el que todo el mundo está de acuerdo y no hay rivalidades entre vascos, gallegos, extremeños, madrileños, cántabros, canarios… es en la gastronomía, es en la cocina. Tú no verás nunca a ningún vasco decir que los catalanes no saben cocinar, ni a un catalán decir que los vascos no saben cocinar. Y nunca verás a un vasco que cocine solo para él y para nadie más. Y nunca verás a un catalán que quiera desarrollar la gastronomía catalana por encima de la gastronomía española.
¿Cuál es el plato que mejor le sale y con el que más disfruta como comensal?
J.E.: Yo disfruto con todo. No tengo una predilección, es decir, no soy el típico al que le gusta la carne pero no el pescado, o no le gusta la verdura, o prefiere otra cosa… Hoy, por ejemplo, que va a hacer calor, pero hace fresquillo, sería un buen día para comer un marmitako de bonito, que solo se come en esta temporada, con una buena botella de vino Rioja de unos 10 años por lo menos.
Le hemos visto mucho en televisión, sobre todo en series (Miguel Alcántara en Cuéntame cómo pasó, Turno de oficio, Hermanos de leche), pero ahora con Cuéntame cómo pasó, Turno de oficio, Hermanos de leche)Mi madre cocina mejor que la tuya
J.E.: Bueno, yo volveré a mi ficción. Digamos que no me he cambiado de formato. Yo sigo en la ficción.
De sus proyectos en teatro, ¿qué nos puede adelantar?
J.E.: Voy a hacer una obra de John Logan que se llama Rojo, que pone en escena un enfrentamiento dialéctico muy bonito entre un pintor y su asistente. La voy a hacer con Ricardo Gómez (su sobrino Carlitos en Cuéntame) y va a dirigir Gerardo Vera. Estamos encantados. Empezaremos a ensayar en septiembre y debutaremos en el Teatro Español de Madrid en noviembre, aproximadamente.
¿Usted ve programas de cocina?
J.E.: Yo veo todo tipo de televisión. Bueno, los programas del corazón no porque yo soy una persona muy tímida, soy muy seta en ese sentido. No soy de ir a las fiestas, no soy de ir a los eventos, no piso las alfombras rojas, salvo cuando estoy nominado a algo. No tengo vida social, es decir, me paso el día trabajando, entonces no valgo para eso. No es que me guste o me deje de gustar, sino que no valgo porque no conecta conmigo. Pero, por ejemplo, los talent shows musicales me parecen maravillosos, especialmente los programas en los que se descubre a jóvenes talentos cantantes. En los programas de cocina realmente hay gente que me sorprende. Lo que funciona en televisión es por algo. Hay veces que lo que no funciona no lo podemos explicar, pero lo que funciona sí. Sí sabemos por qué.
Ha comentado que ve bastante la televisión y conoce todo tipo de programas. En relación con eso y su pasión por la comida, ¿participaría en un formato como Supervivientes
J.E.: No, no. ¡Qué va! Yo con comodidades. ¿Me ves a mí con cara de aterrizar en una isla, teniendo que pescar un pez con la mano y que me pique una araña? ¿Yo? Hombre, por Dios… Mira cómo vengo yo vestido… ¡Cómo voy a ir yo a Supervivientes! (Risas).