Un teléfono rojo para llamar a Cupido, en 'First dates': luces, cámara, ¡amor!
Septiembre se llena de referencias cinematográficas de la mano de First dates Carlos Sobera y su equipo de camareros han diseñado para el arranque del mes más duro del año tres veladas especiales con las que sorprender a los amantes del séptimo arte… y a los amantes en general. Un teléfono rojo listo para soltar la bomba del amor, una nueva oportunidad para cinco personas de armas tomar y el mejor homenaje al maestro Hitchcock protagonizarán, respectivamente, las veladas del 3, 4 y 5 de septiembre a partir de las 21.30. Luces, cámara… ¡amor!
Carlos Sobera no galopa a lomos de una bomba atómica. Lo hace sobre un corazón desbocado. ¿Dr. Strangelove? Más bien el doctor amor. Y para lanzar su bombardeo de relaciones, ha instalado en First dates un teléfono rojo con el que llamar a Cupido y desplegar romanticismo a través de la línea. Como el party line, pero sin sustos en la factura. Clara, de 72 años, Inma, de 72 y Conchi, de 76, serán las primeras usuarias del speed dating más analógico de la historia de First dates.First dates. Al otro lado de la línea estará Pedro, de 75 años. Él tendrá que fiarse de su intuición para elegir una única compañera de velada. Ellas tendrán que desplegar sus encantos a través de su voz y su conversación. Las tres mujeres querrán conocerlo sin saber quién es ni cómo es. Cuando le conozcan… el resultado será explosivo.
Sus zascas aún resuenan en la salita del encuentro final. Y es que su paso por el restaurante se saldó con corazones rotos, egos malheridos y condenas de lo más severas para con sus compañeros de velada. Las más estrictas e implacables solteras que han pasado por First dates regresan para una segunda oportunidad en la que soltar el látigo y quitarse el sambenito de castigadores del amor. Alicia, Soledad, Maribel, RD y Raquel hicieron de la sinceridad desmedida, el aburrimiento manifiesto y el no filter Cinco nuevos pretendientes aguardan armados de paciencia, ternura y maniobras de seducción para neutralizar su mala baba y hacerles caer rendidos en sus brazos.
El destino puede encadenarte a una persona irremediablemente. Quizá es el amor de tus sueños o una auténtica pesadilla de la escapar cuanto antes. Hitchcock lo sabía y Carlos Sobera también. Por eso les propondrá a Anxo e Iván vivir una cita de una manera muy singular: encadenados. Con las muñecas unidas mediante una delicada tela, los dos jóvenes se pasarán la velada haciendo manitas. No les queda otra. ¿Se sentirán atados? ¿Se transmitirán a través de sus caricias todo un mundo de sensaciones? ¿Será demasiado contacto para una primera vez? Al final de la cita ambos descubrirán que las primeras impresiones engañan… y que las segundas desconciertan.