En la televisión española bajo el Gobierno de Franco, hace más de cuatro décadas, se tapaba con un chal el escote de las artistas. En la iraní de hoy en día, se recurre a la brocha más gruesa de Photoshop para emborronar los centímetros de piel que no son del gusto de los censores.
La última víctima ha sido Charlize Theron, que en la ceremonia de los Oscar 2017 entregó, junto a Shirley MacLane, la estatuilla a mejor película en habla no inglesa a la cinta iraní El viajante, de Asghar Farhadi.
A la agencia ILNA News le debió parecer excesivo lo que mostraba el Dior de la ganadora del Oscar por Monster, y sus editores le pintaron
En algunos cambios de plano, como la tarea se complicaba, cortaron por lo sano y recurrieron a un cuadrado que difuminaba un amplio espacio de la pantalla.
La otra víctima de la noche más glamourosa del año en Hollywood fue la empresaria iranoestadounidense Anousheh Ansari, encargada por Farhadi de recoger el premio en su nombre en caso de recibirlo. Farhadi no asistió a la ceremonia en protesta contra la política migratoria del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.