Aunque ya dio explicaciones en Sálvame (Telecinco), Álvaro Vargas Llosa ha enviado un comunicado a los medios de comunicación abundando en la relación que mantiene desde antes del verano su padre con Isabel Preysler . El hijo del premio Nobel asegura "que cuando la noticia" (el noviazgo otoñal) "salió en mayo, ya mis padres se habían separado y habíamos hablado entre nosotros sobre lo que sucedía", zanjando así las especulaciones en torno al asunto.
En vísperas de que salga a los quioscos el número de ¡Hola! , con una exhaustiva cobertura de la fiesta de Porcelanosa en Nueva York, Álvaro Vargas Llosa ejerce de primogénito y pone los puntos sobre las íes.
Éste es el comunicado íntegro:
"Me he sentido obligado a conceder, después de mucho tiempo, una entrevista a Mediaset en España en relación con mis padres por la abundante información periodística que hace referencia a mi familia y que, al referirse a mí, por lo general no refleja bien mi manera de pensar.
La entrevista que se ha divulgado hoy por televisión es un resumen incompleto de lo que he dicho. Comparto con ustedes el tenor de todo lo que dije para que tengan una idea más cabal de lo que pienso.
No incluyo las preguntas del entrevistador, sólo mis respuestas, que transcribo de memoria y se aproximan lo más posible a lo que dije:
Mi familia pasa, como tantas en el mundo, por un proceso difícil pero superable. Mi familia tiene el temple y el temperamento necesarios para afrontar esta situación con serenidad, ánimo y buen humor.
Mi madre, una gran persona, está muy bien, con muchos planes, amigos y familia. Mi padre está muy bien también y trabajando mucho: ha terminado su novela Cinco esquinas, ha empezado otra, ha escrito un prólogo para la edición de su obra en La Pléiade y otros textos más, y tiene numerosos compromisos culturales, académicos y políticos en las semanas y meses que vienen (¡más de los que le gustaría!).
Sí, mantengo un contacto permanente tanto con mi madre como con mi padre. Ella va a venir a pasar unos días conmigo a Washington. La veo bastante bien. A él lo veré en Nueva York, donde pasará unas semanas y tenemos algunos actos donde estaremos juntos.
Sí, yo me enteré de lo que sucedía por mi hermano Gonzalo, porque mi padre con quien primero habló fue con él en vista de que ambos estaban en Europa mientras que yo estaba en Estados Unidos y mi hermana en Lima. Luego mi padre habló conmigo, me lo explicó y le dije que respetaba mucho su decisión. Él fue, como es siempre, muy honesto con nosotros. Los hijos no eligen las parejas de sus padres, del mismo modo que los padres no eligen las parejas de sus hijos. Lo que hacen es tener consideración con sus decisiones y desearles suerte. Eso es lo civilizado y lo justo. Mis padres han sido siempre muy deferentes con las parejas de sus hijos; jamás han interferido o expresado objeción alguna en relación con ellas, fueran cuales fueran las circunstancias. Le debemos a mi padre ser igualmente respetuosos con sus afectos y sentimientos, un espacio en el que nadie tiene derecho a inmiscuirse.
Sí, cuando la noticia salió en mayo, ya mis padres se habían separado y habíamos hablado entre nosotros sobre lo que sucedía.
Cuando ocurrió esa reunión familiar en Nueva York a la que usted se refiere, ya varios de nosotros sabíamos lo que estaba ocurriendo. Sabíamos que mi padre regresaría de Nueva York a vivir una vida independiente de mi madre. Era una reunión que se había programado con muchísima antelación y que mis padres no quisieron frustrar por obvias razones: había nietos de por medio, además de hijos; que hubiera una separación en proceso no significaba que no hubiera razones importantes para celebrarlo. Ha sido un matrimonio muy exitoso, como es obvio.
Sí, Isabel Preysler me parece una persona interesante, una persona elegante, y, evidentemente, representa para mi padre algo importante. Nadie hace lo que ha hecho mi padre si no siente por otra persona afecto genuino. Yo respeto profundamente su decisión, exactamente igual que respetaría la decisión de mi madre si ella decidiera reahacer su vida con otra persona.
No me corresponde a mí ni a nadie más que a ellos decidir si quieren casarse, pero mostraría el mismo respeto que le he mostrado hasta ahora, y le desearía suerte, como lo haría si se tratara de mi madre. Es lo natural en hijos que tienen consideración por las decisiones de vida que toman sus padres.
El proceso de separación se lleva a cabo de un modo privado y amistoso, y mi deseo es que siga siendo así. Yo estoy seguro de que todo lo que ocurra, ocurrirá de una manera civilizada y armónica. Ambos saben que cuentan con mi compañía y apoyo en ese proceso. Un proceso en el que sobra cualquier persona que no sean los padres y los hijos."