La austriaca Conchita Wurst arrolla en Eurovisión 2014 con su barba
Estaba cantado. Todo un personaje, la mujer barbuda austriaca Conchita Wurst, ganó sin rival la 59ª edición del Festival de Eurovisión. La representante de TVE, Ruth Lorenzo, empató en la décima posición con Dinamarca, ambas con 74 puntos. La murciana igualó así el puesto alcanzado hace dos años por Pastora Soler.
Cuando aún quedaban tres países por votar, ya se dio ganadora a la representante de Austria, que competía con el tema Rise like a Phoenix. Al final, recogió 290 votos, entre ellos los 12 de España, que diio 10 a Suecia y 8 a Rumania. El podio lo completaron Holanda, segunda a 52 puntos de Austria (con 238), y Suecia, tercera con 218 puntos.
COn 74 se tuvo que conformar la cantante murciana Ruth Lorenzo. El país más generoso fue Albania, que le dio 12 puntos a la representante de Televisión Española. Y la mayor decepción llegó de un país vecino, Portugal, que no dio ningún punto a la intérprete de Dancing in the rain.
Seis votos llegaron de Irlanda; dos de Estonia, cinco de Noruega, cuatro de Lituania, otros tantos de Israel, uno de Alemania, dos de Armenia, cuatro de Letonia, seis de Francia y ocho de Suiza, entre otros. Los británicos, que descubrieron a Ruth Lorenzo antes que los españoles en el talent Factor X,
Ruth Lorenzo cumplió con una actuación sobria en el escenario ubicado en los antiguos astilleros de B&W de la isla de Refshaleoen, en Copenhague (Dinamarca). Vestida con el diseño que compró a última hora, tras descartar el que llevaba desde Madrid por fallos "técnico" (las tiras de acero del corsé no daban el efecto deseado), la murciana superó las expectativas.
Las casas de apuestas no daban por ella más de un 15º puesto -el comentarista de RTVE, José María Íñigo, más optimista, la situaba entre las cinco favoritas-, y al final quedó, empatada con la anfitriona, en el 10º. De ahí no ha pasado España en lo que va de década. Hay que remontarse a 2003 para encontrar una calificación mejor, la octava de Beth.
El candidato austriaco, el transformista Tom Neuwirth, convertido en Conchita Wurts -vestida con un ajustado traje de mujer, pelo largo, pero con una poblada barba-, era imbatible.
"Este espectáculo está dedicado a todo el mundo que cree en el amor y la libertad. Estamos unidos y somos imparables", dijo tras recibir de manos de los presentadores el micrófono de cristal que reciben los ganadores.
La noche fue de las baladas, con alguna concesión como la del pegadizo tema de Dinamarca, las sensuales floclóricas de Polonia, el discotequero grupo griego, el multirracial conjunto francés, la deidad romana con minifalda italiana, o el perfecto silbido del intérprete suizo.
Hubo tiempo para la reivindicación, en forma de la sonora pitada a Rusia cuando se conectó para las votaciones desde Moscú o cada vez que se concedían votos a las representantes de este país, a cuenta del conflicto con Ucrania o por las políticas de Putin contrarias a los derechos de los homosexuales.