El Departamento de Justicia de Estados Unidos ha anunciado que apelará la decisión judicial que autorizó a la empresa de telecomunicaciones AT&T a comprar la compañía de medios Time Warner, ambas estadounidenses, por un importe de 85.000 millones de dólares (73.600 millones de euros).
El juez de distrito Richard Leon autorizó la fusión el pasado mes de junio y no incluyó ningún tipo de condición en su fallo sobre la adquisición. El Gobierno de Donald Trump, que en noviembre de 2017 presentó una demanda antimonopolio, considera que la fusión "disminuiría sustancialmente la competencia" y esto resultaría en precios más altos y una menor innovación.
El abogado de la empresa de telecomunicaciones AT&T, David McAtee, ha subrayado que la compañía está "sorprendida" de esta apelación por parte del Departamento de Justicia norteamericano ante una decisión judicial que "difícilmente podría haber sido más exhaustiva, basada en hechos y bien razonada". "Estamos listos para defender la decisión del tribunal ante el Tribunal de Apelaciones de Washington D.C.", ha señalado en un comunicado recogido por Reuters.
Según defendió en su momento el Gobierno de Estados Unidos, con la combinación de la infraestructura de distribución de AT&T y la programación de Time Warner se conformaría una de las mayores fusiones en la historia estadounidense, por lo que sería "un arma para obstaculizar la competencia" y exigir precios más altos.
"Esta fusión dañaría mucho a los consumidores estadounidenses. Significaría facturas mensuales de televisión más altas y seguramente se les ofrecería menos opciones innovadoras", señaló el fiscal general adjunto de la división antimonopolio del Departamento, Makan Delrahim.
El propio presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, quien ha acusado a varios medios, incluida la CNN de Time Warner, en su campaña contra las fakes news, ha indicado en varias ocasiones que no permitiría que esta transacción saliera adelante.
La operación se oficializó el pasado 14 de junio, tras el visto bueno del juez federal y pese a las discrepancias de la Administración Trump. Según el acuerdo anunciado a finales de octubre de 2016, AT&T se haría con Time Warner por 85.400 millones de dólares (73.600 millones de euros) y tenía como objetivo poner en común los negocios inalámbricos, de banda ancha y servicios de televisión por satélite de AT&T con el imperio del entretenimiento propiedad de Time Warner, que incluye canales de televisión por cable como TNT, CBB, HBO o los estudios de cine Warner Bros.
En marzo del año pasado, la Comisión Europea dio su visto bueno a la adquisición al considerar que cumplía con las normas europeas de competencia, puesto que las actividades de ambas sociedades en el Área Económica Europea no se solapan.