Debutó el 12 de septiembre de 1999 defendiendo la camiseta del Real Madrid en el mítico San Mamés, campo de leyenda y cuna de grandes porteros. Desde entonces, su trayectoria ha sido imparable. Mejor portero del mundo en cinco temporadas, mejor guardameta en dos Eurocopas, seis temporadas seguidas en el equipo ideal de la UEFA, seis veces nominado al Balón de Oro, 18 títulos conquistados en el Real Madrid, un Mundial de fútbol y dos Eurocopas en la selección absoluta. Un palmarés que se suma a grandes reconocimientos como el del Príncipe de Asturias de los Deportes de 2012 o la Gran Cruz de la Orden del Mérito Deportivo que recibió este martes, entre otros. Ésta es la carta de presentación de Iker Casillas, el portero más laureado de la historia de nuestro país y protagonista de Código sport: la memoria de Iker, documental de producción propia que Cuatro estrena el jueves 12 de noviembre (20.45), tras el encuentro clasificatorio para la Eurocopa sub 21 España-Georgia.
En Código Iker, el exportero del Real Madrid se sincera repasando su trayectoria, sus éxitos y sus sensaciones después de dejar la portería blanca. La tanda de penaltis ante Italia en la Eurocopa 2008, la guerra de los clásicos Real Madrid-Barça, la final del Mundial o su relación con Mourinho son algunas de las cuestiones que el guardameta no desvía.
El reportaje cuenta con declaraciones exclusivas de compañeros del Real Madrid y de la selección española como Sergio Ramos y Puyol; Buffon, portero de la selección italiana; Vicente del Bosque, seleccionador nacional, y José Antonio Camacho, exentrenador de Iker; los periodistas de deportes Santi Segurola y Juan Ignacio Gallardo, así como familiares y amigos, entre otros.
"Por encima de que la gente me recuerde si fui un buen portero o un mal portero, sólo quiero que me recuerden que soy buena persona (...) Gracias, miles de gracias, nunca podré olvidar y estad seguros que allá donde vaya seguiré gritando ¡Hala Madrid!". Éstas fueron las últimas palabras de Iker Casillas como jugador blanco antes de anunciar su fichaje por el Oporto. Ahora, el guardameta recuerda su carrera desde que empezó en la cantera hasta el día de su despedida. Un viaje lleno de alegrías y triunfos pero también de tristezas y decepciones.
El debut en la portería blanca en el estadio San Mamés en 1999 y su primer partido con La Roja en Goteborg (Suecia) el 3 de junio de 2000 fueron sus primeros pasos para convertirse en jugador de élite. Pero su leyenda empezó a forjarse en la final de la Champions en 2000, cuando una inoportuna lesión de César, el entonces portero titular, le llevó a saltar al campo. "Salió en la final de la Champions cuando estábamos sufriendo un montón", recuerda Fernando Hierro, excompañero en el Real Madrid. "Terminó haciendo dos o tres paradas e Iker fue el rey. (...) Creo que tenía una confianza tremenda en sí mismo. Sabe que va a pasar algo en el partido y él va a ser clave porque además se lo cree".
Pasar los cuartos de final de la Eurocopa 2008 en la tanda de penaltis supuso "la gran epopeya de España porque ahí es donde aprenden a tener fe, a ganar y a encadenar éxito tras éxito", asegura Buffon, su rival en ese partido en la portería defendiendo la azzurra. Iker recuerda ese momento clave para la selección: "Tampoco hay que creer en la suerte, hay que creer en uno mismo y yo lo que creí es que era bueno y que era el mejor. Entonces tenía que demostrarlo".
El 11 de julio de 2010 en Johannesburgo (Sudáfrica) todos los aficionados recuerdan aquel minuto 116 cuando Iniesta da el título mundial a la selección española, pero Iker sacó el pie en el momento más oportuno para arrebatarle a Robben el gol que podría haber dejado sin título a España. Así lo vivió Iker: "Cuando vi que venía iba a aguantarle. Esos tres segundos se hacen eternos. Pensaba que me iba a driblar, por eso me venzo hacia mi izquierda y cuando veo que la pega instintivamente saco el pie derecho y le doy con la puntera. Sabía que no iba a portería". La alegría por el título se vio desbordada con el famoso beso a Sara Carbonero, periodista de Mediaset España: "Sabía de antemano que iba ser una historia con final feliz, se dio en ese momento y de alguna manera fue una buena leche bien dada en todas las narices a más de uno. Fue un final muy bonito para todos, para ella, para mí y para la gente en general".
Justo cuando está en la cima del mundo, en el mejor momento de su carrera, cuando asciende a primer capitán del Real Madrid, aparece en escena José Mourinho y la guerra de los clásicos ante el Barça, una tensión que llegó a su punto álgido en la Supercopa de España en 2011. Así analiza ese momento el periodista deportivo Santiago Segurola: "Yo creo que Mourinho ha sido un personaje nefasto para el Real Madrid. Cualquier técnico o entrenador que divida al equipo, a la afición y que genera una sensación de estrés prácticamente insoportable no creo que sea buen entrenador. Es un entrenador competente que puede sacar un palmarés de éxito realmente impresionante pero su efecto en muchos casos es devastador. En el caso de Casillas el efecto fue terrible".
"El espectáculo que estábamos dando a nivel mundial llegó a su punto más extremo el día de la Supercopa. Yo creo que hay cosas en las que no estoy de acuerdo pero no es que me plante y haga lo que me dé la gana porque el Real Madrid no es mío", recuerda Iker. Su pecado que le condenará será su famosa llamada a Puyol y a Xavi. Los tres se reprocharon y se recriminaron todo pero Mourinho se quedará con la versión que le cuentan. "Un día me preguntó y le dije que no había hablado para agachar las orejas, todo lo contrario", confiesa el guardameta. "En una rueda de prensa escuchas cómo el señor Mourinho deja esos mensajes y te preguntas que por qué no le contestas. Yo no voy a decirle al club lo que tenía que haber hecho. Yo miré por el club y me callé. Dar un paso al lado y estar callado".
"Actuó como tenía que actuar, como capitán, solucionando un problema que había en la selección. Al final sirvió para unir a una selección que pudo conseguir éxitos, que era el objetivo que todos queríamos", confiesa Sergio Ramos, amigo y compañero de banquillo de Iker. "Un futbolista que ha dado prácticamente su vida por este escudo es lo que todo el mundo tendría que tener en valor y en cuenta a la hora de decidir si pitar o no", aclara el defensa andaluz.
Iker sabe que, en su nuevo destino, va a seguir luchando y persiguiendo el sueño que siempre tuvo desde su debut: "He tenido la gran suerte de haber podido dar alegrías a muchísimas personas. Me gustaría seguir dándolas: ese es mi reto. Y todo lo que sea esa prioridad seguramente va a traer cosas positivas y muy buenas".