Objetivo: dinamizar la vida de los pueblos con riesgo de despoblación. Mañana jueves 8 de octubre en prime time, Jesús Calleja estrena en Cuatro la sexta temporada de Cuatro‘Volando voy’, retomando el espíritu de las últimas entregas y aprovechando una de las pocas circunstancias favorables que ha dejado el confinamiento: que muchas personas han puesto la mirada en el campo y los pueblos con la idea de distanciarse de la ciudad y aprovechar las ventajas y la libertad que ofrece vivir cerca de la naturaleza.
Basándose en esta premisa, el equipo de ‘Volando voy’ visita nuevos lugares de España en sus siete nuevas entregas con la misión de mostrar las oportunidades que ofrece el entorno rural para aquellos que piensan en un cambio de vida. En cada programa, Jesús Calleja pondrá el acento en la necesidad que tienen muchos pueblos de atraer a nuevos vecinos y retener a los que ya tienen.
“Más allá de hacer un programa de entretenimiento, nos mueve que verdaderamente ayudamos a la gente de los pueblos. Solamente con el hecho de ir ya estamos ayudando, porque estamos dando visibilidad al lugar y a la gente que vive allí. Los pueblos se van a poner más de moda que nunca y eso a nosotros, como equipo, nos motiva muchísimo y nos hace felices. Esta temporada va a ser muy emocional y, por supuesto, muy divertida”, explica el presentador.
Poco después de concluir la quinta temporada del programa, Jesús Calleja lanzó diversos vídeos a través de sus redes y de Cuatro.com pidiendo a sus seguidores que contactaran con el programa si querían cambiar de vida. Miles de personas atendieron la llamada y algunas de ellas han hecho su sueño realidad en las nuevas entregas.
“Ha sido una liberación para nosotros, una forma de encontrar nuestro lugar, nuestra labor, nos ha dado autonomía, esperanza e ilusión”, explican Omar y Alejandra, los protagonistas de uno de los nuevos programas, grabado en Zamora. Llegados del mundo de la publicidad y las telecomunicaciones, respondieron a la llamada del programa con la intención de montar un rancho para ofrecer experiencias de agroturismo. “A veces los jóvenes nos vemos atrapados en una vida que se nos ha inculcado desde pequeños que muchas veces nos frustra, nos entristece y nos hace sentir fuera de lugar porque no terminas de ser feliz cuando supuestamente deberías serlo. Gracias al programa vamos a poder llevar un estilo de vida que sí nos hace felices, apegados a los orígenes, a la tierra, a la naturaleza”, añaden.
Urbanitas que acuden a los pueblos para recuperar oficios tradicionales, profesionales que han apostado por el teletrabajo y jóvenes que se establecen en nuevos entornos rurales para abrir y relanzar negocios serán algunos de los protagonistas de la nueva temporada del programa.
La situación sanitaria ha propiciado algunos cambios en la grabación y la dinámica habitual de ‘Volando voy’, que ha incorporado novedades y medidas para garantizar la salud del equipo y los habitantes de los destinos visitados: El helicóptero se ha adaptado para preservar la distancia entre Jesús y sus eventuales acompañantes; el programa en sí mismo se ha transformado en una gran road movie con la incorporación de ocho autocaravanas para trasladar y alojar a todo el staff de producción y formar un cordón de seguridad en los rodajes, integrándose en los escenarios hasta convertirse en una seña de identidad de la nueva temporada y un reclamo para los habitantes de los pueblos; un equipo médico ha acompañado al programa en todo momento para realizar test serológicos, tanto a los trabajadores como a las personas cercanas con las que se han grabado cada uno de los episodios.
Otra de las grandes novedades de ‘Volando voy’ es que la gente de los pueblos va a poder ver desde casa cómo ha quedado el programa gracias a la emisión de una señal en directo. La multitudinaria fiesta de otras temporadas, donde los vecinos veían el programa en la plaza del pueblo, se ha sustituido por un encuentro de los protagonistas con Jesús Calleja para ver lo que se ha grabado durante la semana, en medio del campo y manteniendo distancia de seguridad. Mientras, quien quiera puede ver lo que está sucediendo en ese escenario campestre desde el salón de su casa gracias a la emisión de esa señal.
En aquellos impresionantes parajes, de arraigada tradición ganadera, Jesús Calleja trata de recuperar una antigua biblioteca abandonada y transformarla en un espacio de coworking, dotado de fibra óptica y equipos de comunicaciones, para atraer nuevos pobladores a la zona. Un difícil reto para el que contará con la ayuda de los vecinos del lugar y la implicación de una empresa de telecomunicaciones.
Ayudan a cumplir el objetivo Tere, ganadera local pionera en la conversión de la ganadería pasiega que hasta principios de siglo vivió en una cabaña sin agua corriente y sin luz; también colabora María Eugenia, una artesana del queso y de la mantequilla que vivió en varios lugares de España y de Europa antes de regresar a su tierra; y Nacho, un carpintero loca encargado de aportar el mobiliario al coworking.
Johanna y Eduardo, dos jóvenes urbanitas que escribieron al programa para dar un giro a su vida, trabajan también para cumplir su objetivo: “Quiero vivir en un entorno rural por muchos factores: alejarme de la contaminación, saber lo que comemos, tener silencio y conexión con la naturaleza. Quiero formar una familia y qué mejor que hacerlo en un entorno rural”, expone Johanna.
A lo largo de la temporada, ‘Volando voy’ visita Maraña, en León, una pequeña localidad en la Montaña de Riaño y Mampodre con la que Calleja tiene una gran vinculación porque allí se hizo montañero. Otro de los destinos es A Veiga, en Ourense, donde unos repobladores deben aprender todo lo necesario para hacerse cargo de una casa rural. El equipo también viaja hasta Arribes de Duero, en Zamora, donde todo el pueblo se volcará en hacer realidad el proyecto rural de los recién llegados.
El sur también tiene su protagonismo en esta temporada: La Sierra de Segura, Cazorla y Las Villas, en Jaén, son los lugares donde el equipo, con ayuda de la gente local, intentará reabrir la única panadería del pueblo y llevar a un panadero para regentarla. La Alpujarra granadina es otro de los destinos, en el que Calleja tratará de recuperar una antigua acequia árabe para abastecer de agua a sus habitantes, el ganado y la agricultura.
Por último, en la provincia de Toledo, ‘Volando voy’ mostrará cómo se trabaja la forja y otras artesanías para atraer herreros a la zona.