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Manuel Villanueva, director general de Contenidos de Mediaset España y autor del libro ‘Palabra de vino’: “Mediaset sería un vino sencillo, un vino transparente, fácil de beber, con nervio y con tensión. Creo que sería una garnacha de Gredos o un vino del Bierzo o de la Ribeira Sacra”

  • Ha publicado ‘Palabra de vino’, un libro que va camino de su segunda edición en el que a través de conversaciones con personalidades del entorno enológico, artístico y empresarial aúna tres de sus grandes pasiones: la conversación, la literatura y el vino y sus circunstancias.

Manuel Villanueva es uno de los directivos más reconocidos y de mayor trayectoria de la industria audiovisual española. Máximo responsable del área de Contenidos de Mediaset España, es uno de los cuatro directores generales de la compañía y responsable del área televisiva y digital del grupo, con competencias también en la filial cinematográfica Telecinco Cinema y hasta en el área de Auditoría Interna como presidente de la Unidad de Cumplimiento y Prevención, velando por el compromiso ético de los miembros de la familia Mediaset.

Al margen de esta vorágine diaria profesional, Manuel tiene tres aficiones que han venido a cruzar sus caminos -la literatura, la conversación y el vino- y han cristalizado en un blog que se actualiza cada sábado en NIUS, el diario digital del grupo, y en un libro que en breve lanzará su segunda edición: ‘Palabra de vino’. “Siempre he procurado no perder el rumbo y la costumbre de escribir -comenta- y desde hace mucho tiempo he ido como un Guadiana, haciendo algunas colaboraciones en diferentes periódicos de manera esporádica, hasta que llegó Juan Pedro Valentín (máximo responsable de los Informativos del grupo) y me ‘sometió a remar en la galera de Ben Hur’, pero me lo paso muy bien y lo hago a cambio de escribir de lo que me gusta”.

¿Cómo puede un hombre del Renacimiento trabajar en un mundo como el de la televisión?

¿Cómo puede un hombre del Renacimiento trabajar en un mundo como el de la televisión?, se pregunta Valentín en el Prólogo del libro. Y da él mismo la clave: “Tal vez porque sepa que la presión, la locura y el ritmo frenético de este medio sólo se pueden compensar con los placeres tradicionales de la vida: el vino, la comida, la conversación, la literatura y el arte”.

El libro cuenta con una treintena de conversaciones, cada una de ellas dirigida en primera persona por Manuel a hablar de un vino español junto a un ilustre invitado protagonista, e intercalado con la participación de otros personajes reconocidísimos, bien provenientes del mundo de la enología, la gastronomía, la empresa, las artes escénicas, el periodismo, la literatura, la música, el deporte o la televisión, entre otros. Una estructura sencilla para acercar de una manera muy particular a los diferentes territorios, olores y sabores del vino. Manuel lo explica: “Hago la cosa más vieja del mundo que es abrir una botella de vino y hablar, que es lo que hacemos cuando nos encontramos con amigos. Además, siempre he creído mucho en la propiedad transitiva del afecto, es decir, en acabar queriendo a otros que quieren tus amigos, o que otros acaben queriéndote a ti porque quieren a tus amigos. Al principio enfocaba mi colaboración como algo totalmente relacionado con el mundo del vino, pero después pensé que era mejor abrirlo a gente que simplemente le gusta el vino o las geografías del vino, y fui incorporando a amigos o conocidos comunes que hablan de la persona que protagoniza cada capítulo e interfieren en la conversación para aportar una anécdota, una historia, algo curioso… Y al final se convierte en una charla de bar o taberna, en torno a un vino, de un grupo de amigos que se profesan afecto los unos por los otros”.

Iker Casillas, Alejandro Sanz, Jose Coronado, Belén Rueda, Javier Sarda...

Y así, se ha ido creando lo que califica como “una cadena de pasiones, más que de favores, porque unos amigos van llamando a otros y ya algunos me contactan para preguntarme ‘¿cuándo me toca?’, o para decirme ‘tengo esto para enseñarte’ o ‘tengo esta historia para contar’… Entre los primeros conversadores, primero del blog y después del libro, se encuentran empresarios como Amancio López Seijas (hoteles Hotusa, Eurostars); el pintor y escultor Paco Leiro; deportistas como Iker Casillas; cantantes como Alejandro Sanz o Edurne; actrices y actores como Belén Rueda, Jose Coronado, Juan Echanove o Álex González; escritores y periodistas como Javier Sardá, Manuel Rivas, Manuel Juliá o Raúl del Pozo; cocineros como Paco Torreblanca, Susi Díaz, Martín Berasategui o Pepe Rodríguez; y personalidades vinculadas al vino como Meritxell Juvé, María del Yerro, Alberto Fdz. Bombín, Custodio López Zamarra, Josep Roca o Agustín Santolaya, entre otros, que Manuel mezcla con los “cameos” (participaciones estelares puntuales en el argot de la ficción) de personajes inesperados: el músico Carlos Núñez, el poeta Antonio Lucas, el cocinero Karlos Arguiñano, el director de cine Enrique Urbizu, los periodistas Lorenzo Díaz o Pepe Ribagorda... Así, hasta contar por decenas quienes atienden su llamada. Cada capítulo está aderezado, además, de citas literarias, lo que convierte a ‘Palabra de vino’ en un paseo cultural que siempre culmina con la descripción y halago de cada vino bebido y disfrutado entre palabras y tragos.

Esta minuciosa construcción de cada capítulo, mezcla de notas de cata, descripciones de los lugares de origen, las citas literarias que se posan en lugares precisos en cada relato y las conversaciones con varios invitados por cada vino comentado, no le han hecho perder a Manuel el empuje por continuar alimentando este glosario de caldos y gastronomía: “Sigo acudiendo puntual a mi cita semanal con NIUS. En el libro hay 34 conversaciones y debo andar por unas 60 publicadas en el blog. Como no me da más que la diversión de ponerme cada semana a pensar, estoy encantado”. Primero selecciona el personaje, después, el vino: “Lo primero que hago es hablar con el personaje y la pregunta siempre es ‘¿tú qué vino te beberías conmigo’? Y unos deciden, otros proponen que lo elijamos juntos, y otros que prefieren que lo elija yo para no comprometerse con uno u otro bodeguero con quienes pueden tener relación profesional o de amistad”.

Una de las dedicatorias del libro va dirigida a su abuelo Enrique y en su explicación a la pregunta de quién le transmitió esta pasión vinícola se encuentra el porqué de dicha mención en una de las primeras páginas: “Mi amor por el vino y por la tierra me lo inculca mi abuelo paterno, el padre de mi padre, que era un campesino gallego que tenía un par de viñedos, uno de caño tinto y otro de albariño, y que yo creo los quería más que a sus nietos. Sobre todo, amaba mucho a la tierra y yo que pasaba mucho tiempo con él aprendía a amarla amando el vino. Aprendí a olerla y escucharla, aprendí de mi abuelo que por el olor del viento se sabe si va a llover. Cuando murió yo tenía 14 años y seguí con esa afición y, posteriormente, me fui formando gracias a juntarme con personas que saben mucho de esto, haciendo algunos cursos de cata en la Rioja, en Galicia… Soy un aficionado en realidad, porque de vinos saben quiénes los hacen o los que viven de la profesión entorno suyo -sumilleres, camareros, distribuidores…-. Yo simplemente conozco vinos porque me los han presentado y me los he bebido”.

"Trilogía sentimental irrenunciable"

A través de ‘Palabra de vino’ también se llega a conocer mejor al ya de por sí conocido directivo de Mediaset España. Por ejemplo, entre las líneas del libro se desliza su “trilogía sentimental irrenunciable” formada por la familia-los amigos-la tierra: “Me gustan las personas que profesan esa trilogía, que somos muchos. La familia, ese núcleo cercano que te ayuda a ser lo que eres; tus amigos que te enriquecen y son un enclave sentimental de tu vida y luego la tierra que te da ese sentido de pertenencia que tiene también mucho que ver con el vino. Yo siempre digo que el vino es un paisaje y me gustan los vinos que te dicen de dónde son cuando hablan, te dicen si son un vino mediterráneo, atlántico, de Rioja, de Jerez… Y sí, esta me parece una trilogía sentimental irrenunciable”. Igualmente, de su personalidad habla su “galleguidad” y, como no podía ser de otra forma, en ‘Palabra de vino’ su amor por Galicia (él es de Marín, Pontevedra) asalta varios capítulos, tanto por sus protagonistas como por algunos vinos seleccionados para las charlas: “No le he dado a Galicia todo lo que Galicia me ha dado a mí. Aparte de la existencia y la razón de ser me ha marcado como soy. Yo soy muy gallego y además me sale, no tengo que impostarlo ni buscarlo, va conmigo”. Y sobre los vinos gallegos de los que habla en el libro, reconoce no hacerlo solo porque le tire a terra, sino que lo sustenta con argumentos: “Hay ahora mucho predicamento por Galicia, la definen como la Borgoña española, y sus vinos son muy apreciados en el mercado español y hoy día se habla de vinos gallegos como de vinos riojanos o de la Ribera del Duero”.

En la Guía Repsol aparece una reseña sobre ‘Palabra de vino’, cuyo autor (Javier Díaz Murillo) afirma que Manuel “por momentos parece un Kapuscinski (exitoso escritor, periodista, ensayista y poeta polaco, premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades) gastronómico”, lo que él recibe con una sonrisa: “Jajaja, me causó mucho impacto esta comparación. Simplemente soy un tipo curioso, con muchas inquietudes en torno al vino. El vino ha recorrido mucha literatura, desde la poesía de los viejos poetas persas y orientales hasta los más modernos como Neruda, Lorca, Angel González o Claudio Rodríguez, y en la prosa más literaria, desde Cervantes a Shakespeare, hay referencias al vino en sus novelas; y luego, cómo no recordar a esos gourmandes y gourmets escritores como Josep Pla, como Alvaro Cunqueiro o como Nestor Luján que hacían de la literatura gastronómica una belleza esplendorosa… Y yo solo me dedico a seguir su rastro”.

Preguntado por el protagonista deseado que aún no ha llegado a este cruce de caminos, confiesa dos: “Me gustaría tener un’ Palabra de vino’ con Julio Iglesias porque tiene muchas cosas que contar y además sabe muchísimo de vino. Me contó que la primera vez que probó uno y fue consciente verdaderamente de lo que era un gran vino fue en una comida en Francia donde le dieron un Burdeos impresionante y cuando le dijeron después el precio de la botella se quedó pasmado, a partir de ahí empezó a interesarse por el mundo del vino y hoy es un gran coleccionista. Es un personaje con el que me gustaría charlar. También me gustaría conversar con Jorge Drexler. Su mujer, Leonor (Watling), me lo propuso y me encantaría porque le gusta mucho el vino, y él me despierta mucha admiración y me parece un magnífico poeta. Lo haremos”.

Es imposible no enlazar esta pasión por el vino con el quehacer diario como profesional de la televisión. Y entonces recuerda una imagen que une ambas: “El vino es algo para disfrutar, está muy asociado en mi caso al placer de ese momento relajado del día. Recuerdo siempre unas secuencias de una serie que emitimos hace muchos años en Telecinco llamada Murder one donde el actor protagonista, interpretado por el actor Daniel Benzali, era un abogado que lo primero que hacía al llegar a casa era abrir la botella de vino y no he visto a nadie abrir botellas con más estilo que él”.

Y a partir de aquí, se pueden seguir cruzando conceptos “vinícolo-televisivos”, como la elección para celebrar el undécimo liderazgo de audiencias del curso televisivo de Mediaset España: “Mis preferencias van asociadas a vinos de amigos y sé exactamente qué día y con qué vino lo voy a hacer: el 25 de julio, día de Santiago, que es un día muy especial para los gallegos, con un vino que me gusta mucho de la Ribera del Duero que se llama Solideo, de la bodega Dehesa de los Canónigos, entre Valbuena y Pesquera del Duero, de una gente encantadora y del año 2016 porque además soy padrino de esa cosecha”.

Para Villanueva, Mediaset España “sería un vino sencillo, un vino transparente, un vino fácil de beber y un vino con nervio y con tensión. Yo creo que sería o una garnacha de Gredos o un vino del Bierzo o de la Ribeira Sacra, con una acidez muy controlada, muy vivo en la copa, muy goloso y que te dan muchas ganas de beber”.

Seguimos con el juego “qué vino sería…”

Un verdejo frío sería… “Ya es mediodía’, para la hora de aperitivo, entraría fenomenal”.

Un clásico tinto reserva… ‘El programa de Ana Rosa’, con la madurez, el poso, el tiempo y la longitud”.

Un vino gallego podría asemejarse a… “Un godello revoltoso y con la mineralidad eléctrica del granito sería ‘Todo es mentira”.

Un palo cortado seco podría ser… “Mi casa es la tuya’, si, además por la procedencia del vino hecho en Andalucía”.

Un frizzante burbujeante representaría a… “Sin duda a ‘Sálvame’: burbujas, explosión, ruido…”.

Un rosado que se abre su hueco entre los vinos clásicos podría ser… “Cuatro al día, provenzal con cierto tono de delicadeza pero con su punción nerviosa”.

Un brandy reposado… “Una buena serie de ficción a esa hora del anochecer cuando el día ya ha rendido todo lo que tenía que dar de sí”.

Y un champagne, para finalizar… “Got Talent, que te daría la ocasión de brindar tras mucho tiempo compitiendo y triunfando”.

Manuel Villanueva seguirá en la vorágine de las decisiones de programación para mantener el liderazgo diario que somete la televisión generalista, en la producción de nuevos formatos audiovisuales y películas (algunas de las más taquilleras del cine español), la adquisición de derechos deportivos, la relación con su amplio plantel de presentadores… Pero el Correcaminos Gastronómico (así se hace llamar en el blog ‘Palabra de vino’) continuará su pausado camino leyendo y escribiendo, disfrutando de charlas reposadas con una copa en la mano, incorporando nuevos amigos a su envidiable ecosistema de afectos.