La pista de don Alberto Carabias, el discreto y desaparecido administrador del marqués en Sevilla, lleva a Onofre hasta Barcelona, donde encuentra un panorama desconcertante e inesperado: don Alberto ha emprendido una nueva vida como contable en un cabaret del Paralelo. Onofre regresa a Paradas cada vez más confundido, ya que todas las pistas que sigue van a dar a callejones sin salida. Paralelamente, en 1975, Picazo, el capataz del cortijo, indaga en las cuentas de las fincas por orden de su jefe, don Alejandro, y obtiene información que el marqués no puede permitir que llegue a manos de su suegro. Don Alberto y el marqués harán todo lo posible por mantener aislado a don Alejandro durante su convalecencia.