Menudas Piezas, película dirigida por el aragonés Nacho G. Velilla (Que se mueran los feos, Perdiendo el Norte) que narra una historia de superación inspirada en un caso real con el ajedrez como telón de fondo, se presentará el próximo 3 de marzo en la 27ª edición del Festival de cine de Málaga dentro de la sección oficial fuera de concurso.
El equipo de la película, encabezado por su director, estará presente en la capital malagueña para presentar el filme, que llegará exclusivamente a los cines de toda España el próximo 12 de abril.
La película, primera producción conjunta entre Telecinco Cinema, Felicitas Media, Menudas Piezas AIE y Lightbox Animation Studios, está protagonizada por Alexandra Jiménez junto a otros actores con una dilatada trayectoria como María Adánez, Francesc Orella, Luis Callejo, Miguel Rellán, Alain Hernández y José Manuel Poga y un grupo de jóvenes intérpretes que debutan en este largometraje: Rocío Velayos, Pablo Louazel, Verónica Senra, Kiko Bena y Tuoxin Qiu.
David S. Olivas, Marta Sánchez y el propio Nacho G. Velilla firman el guion del filme, cuyo rodaje ha transcurrido en diversas localizaciones de las comunidades de Aragón y de Madrid.
Menudas Piezas es una producción de Telecinco Cinema, Felicitas Media, Menudas Piezas AIE y Lightbox Animation Studios, con la participación de Mediaset España, Movistar Plus+, Mediterráneo Mediaset España Group, Aragón TV, ICAA, Gobierno de Aragón, Diputación de Zaragoza y Mogambo; y la distribución en España de Paramount Pictures Spain.
Además, cuenta con el patrocinio del Ayuntamiento de Zaragoza, Zaragoza Turismo, Sociedad Municipal Zaragoza Cultural, Servicio de Juventud y Patronato de las Artes Escénicas y de la Imagen de Zaragoza.
Menudas Piezas es una producción sostenible, que ha incorporado herramientas, protocolos y medidas para garantizar los criterios de sostenibilidad en los ámbitos medioambiental, económico y social.
Candela cometió el error de pensar que el ascensor social solo funciona en una dirección, la de subida. Y ahora, tras un traumático e inesperado divorcio, pierde su trabajo en un colegio de élite. Por eso Candela tiene que volver al barrio del que salió y pedir ayuda a su hermana y su padre, esos a los que lleva años mirando por encima del hombro.
Es hora de recolocar las piezas en el tablero, empezar de cero y buscar una segunda oportunidad. Pero la única que encuentra es dar clases en su antiguo instituto a estudiantes con problemas de integración. Pasa de la crème de la crème, a la crème de la mediocridad. Lo que Candela no se espera es que con ellos aprenderá que lo importante no es quién fuiste ayer, sino quién eres hoy; que un grupo de perdedores por los que nadie da un duro pueden acabar siendo campeones de España; y que, en el ajedrez, como en la vida, no importa si eres rey o peón, porque al final de la partida, ambos acaban en la misma caja.