El lugar del juego en la educación
Jugar es un asunto muy serio, es fundamental para el desarrollo del niño, le aporta habilidades que necesitará en la vida adulta como la cooperación o la capacidad de innovar. Sin embargo, a pesar de su importancia tan solo 4 de cada 10 centros escolares incorporan el juego a su proyecto educativo. Pero, ¿qué lugar debería tener el juego en la educación?
Una vez más, tenemos que remarcar que el juego ayuda en el proceso de desarrollo de cada uno de los aspectos de nuestra vida. La acción de jugar, además de ser algo divertido, forma parte de aspectos fundamentales de nuestro ser y nos afecta psicológica, física, intelectual y socialmente. En la infancia, la personalidad se va desarrollando mediante el juego y lo hacemos desde un todo integral: lo motriz, lo cognitivo, lo afectivo y, por supuesto, lo emocional.
Es importante entonces que esté presente en todo el diseño curricular porque el juego es una actitud, una manera determinada de abrirse a la vida, de abordarla y de afrontar aprendizajes. Cada vez son más los profesores que quieren transformar la educación, como Mar Romera, docente, pedagoga, especialista en inteligencia emocional, que defiende una educación que sea CON la infancia y no PARA la infancia, lo que significa tener en cuenta a los niños y hacerlos protagonistas desde el primer momento, escuchándolos para saber qué necesitan.
No se trata de jugar por jugar sino de emplear el juego como un recurso que proporciona escenarios de aprendizaje, como metodología y estrategia, activando la motivación intrínseca de niños y niñas, su emoción, ya que tal como nos dice hoy la neurociencia: sin emoción no hay aprendizaje. El reto de la educación es incentivar la capacidad de asombro, la curiosidad, el maravillarse y hacerse preguntas para que, de esta manera, lo aprendido no se olvide nunca.
Desde 12 Meses animamos a los docentes y centros a incorporar el juego en su proyecto educativo porque jugar es un asunto muy serio. Ha llegado el momento de jugar y de dejar a los niños jugar como niños para potenciar y conectar con la imaginación, la creatividad, las emociones y los valores.