Nuestra identidad comienza a construirse desde nuestros primeros minutos de vida. Las palabras, el lenguaje, simbolizarán y aludirán todo aquello que contactemos desde que llegamos al mundo, incluida nuestra propia experiencia (qué siento, qué pienso, qué quiero, qué opino…). Nuestro “yo” viene de las interacciones que tenemos con los demás. La conducta “se hace”, se fabrica. Los niños comienzan a conocerse y a “verse” a sí mismos a través de las palabras de los palabrasadultos Imaginad la importancia, por tanto, de que éstas sean adecuadas y la responsabilidad del entorno que está formado por todos aquellos agentes de socialización que rodean al niño, desde los padres, abuelos o profesores (a nivel micro), hasta el sistema cultural del momento (a nivel más macro).
La manera de prevenir posibles secuelas emocionales en niños/as con diagnóstico de dislexia y preparar a los niños/as en general para la vida, va a implicar tanto cuidar nuestro lenguaje como cambiar nuestra mirada sobre lo que está pasando, entre otras cosas. Si queremos ser capaces de ver realmente a quien tenemos delante de nosotros, tendremos que hacer un esfuerzo por mirar de otra manera, tratando de dejar a un lado nuestras expectativas o deseos. Las personas a veces tenemos opiniones y/o creencias sobre cómo nos gustaría que fueran los otros e incluso, sobre cómo deberían ser, algo que puede impedir que veamos a los demás con precisión y amplitud.
Los problemas no están en las capacidades sino que se crean en la vida de las personas a través de lo que hacemos y decimos sobre los otros. Normalmente, existe una tendencia a hablar en términos de “cómo es” cada uno (es decir hablar en términos valorativos), más que en términos de “cómo se comporta” y “qué puede hacer” (es decir, hablar en términos descriptivos). Este hecho, al mismo tiempo que influye en nuestras expectativas y creencias sobre alguien, limita el comportamiento de la propia persona: “si
Familiaricémonos con maneras diferentes de hacer las cosas y de aprender. Todas son posibles, aunque no todas sean igual de eficaces para alcanzar algunos objetivos. Podemos adaptar los diferentes contextos, podemos ajustar diferentes formas de llegar a un objetivo, siempre que sea posible y necesario, pero no invalidemos ni estigmaticemos la diversidad y visibilicemos las diferencias para no limitar las posibilidades porque todos somos importantes y podemos brillar, por ello, es importante que los niños/as con dislexia puedan seguir encaminándose hacia distintos escenarios y retos de la vida donde el papel del adulto es fundamental, enseñémosles a integrar experiencias con nuestra manera de actuar. Los adultos somos modelos y referentes de vida así que aprovechemos la oportunidad que tenemos para hacer más libres a los futuros adultos.
Algunas recomendaciones a tener en cuenta si queremos favorecer que los niños/as con diagnóstico de dislexia cuenten con un desarrollo emocional funcional:
*Marina Bazaga es Psicóloga en Nexo Psicología Aplicada