Viajamos porque nos atrae lo diferente. Probamos cosas nuevas porque nos gustan los sabores distintos. Experimentamos con cambiar de color nuestro pelo, nuestra ropa, soñamos con vivir en Japón o en Nueva York. Y no pensamos que los japoneses quizá sueñen con vivir en España.
Nosotros mismos nos creemos a veces, seres diferentes y especiales o al menos queremos serlo. Y sin embargo, consciente o inconscientemente buscamos a los que son iguales a nosotros. Y dejamos de lado a los que no nos encajan. No miramos tampoco su realidad, ni su forma de ser. Hacemos una especie de lista de la compra en las cosas que queremos ver en el otro, en las cosas que no son más que nuestro propio reflejo.
Esta reflexión nos viene hoy a la cabeza tras conocer a los Willoq, un pueblo inca viviente que fabrica tejidos artesanos y alegres, que vive en las montañas y conserva la lengua de los ancestros. No tienen neveras, ni lavadoras, pero saben lo que es el bullying. Saben lo que es sentirse distinto, saben lo que es el dolor y también la felicidad.
María se da cuenta de todo esto de una manera inconsciente. Laura, lo ha vivido. Ella ha vivido el rechazo por el color de su piel. Y sin embargo, precisamente esa cualidad que la diferencia también la hace PRECIOSA. Cuando los seres humanos aprendamos que la diferencia es la esencia, que nos enriquece, que nos aporta y nos llena cambiará nuestra forma de ver el mundo. Y no querremos ver a los demás como un espejo en el que mirarnos, sino como una ventana desde la que descubrir cosas nuevas.
Y así, no hará falta salir de tu ciudad, ni soñar con Japón, para que te atraiga lo diferente, las otras culturas. El mejor viaje será interno, tú mismo empezarás a ver el mundo con esos nuevos ojos. A ver que la igualdad solo puede conseguirse cuando nos tratemos entre iguales a pesar de ser diferentes. Y entonces, podrás viajar con la mochila libre de prejuicios y con el corazón de un valiente.
Busca lo diferente ¿Te animas?
Os esperamos muy pronto con nuevas vivencias de la #AventuraC95StopBullying