Más de 2.000 personas corren para encontrar una cura al Síndrome de Sanfilippo
A las 8:30 de la mañana ya se veían a personas ataviadas con la ropa deportiva y una camiseta morada, el color de este año, dispuestos a darlo todo en la carrera. El cielo, que a primeras horas de la mañana parecía que anunciaba lluvía, terminó por dar paso a un sol espléndido que agradecían todos los presentes en el evento. Una cita muy familiar en la que todas las personas se reunían para colaborar con la Fundación Stop Sanfilippo, que cada año organiza esta carrera para recaudar fondos para la investigación.
Entre estiramientos y risas, los participantes se preparaban para la carrera que daba comienzo a las 9 en punto. Todos se disponían en la linea de salida y la emoción se podía palpar en el ambiente. Poco a poco se iban acercando los amigos, familiares y compañeros de los participantes para mostrarles todo su apoyo y contagiarles con su fuerza desde las vallas. El pistoletazo de salida anunciaba el comienzo de la carrera de 5 o 10 km, dependiendo de su elección y el cronómetro se ponía en marcha.
Este año se añadían dos nuevas categorías para menores de 18 años en las carreras de 5 y 10 km y para menores de 15 en la de 5 kilómetros. Así lo más pequeños competirían con los de su edad y el reparto de premios sería más equitativo. Ellos estaban deseando demostrar de lo que eran capaces y no tardó mucho en comenzar su oportunidad de hacer ejercicio, pasar un buen rato y además, colaborar con la causa.
Poco tiempo después comenzaron a llegar los primeros clasificados que entre vitores y aplausos cruzaban la línea de meta. Solos, por pareja o empujando un carrito, iban desfilando a coger fruta y bebida que ofrecía la Fundación y a seguir disfrutando de fiesta. Stop Sanfilippo también había preparado una zona para relajarse donde podían tumbarse tranquilamente a recibir un masaje.
A medida que avanzaba la mañana, se iban uniendo más personas. "Esto se ha convertido en la fiesta del barrio", nos contaba Cristina, miembro de la Fundación, "estamos muy agradecidos porque han venido más de 2.000 personas".
Cuando llegó la hora de entregar los premios todos esperaban la aparición de Natalia Verbeke, la aclamada es una abanderada de las causas solidarias y como personaje público piensa que es su deber implicarse en ellas: "Animo a todos a participar, aunque no vengan a correr pueden comprar un dorsal y de una acción tan pequeña, pueden salir grandes cosas", nos comentaba ilusionada de emprender con la Fundación esta aventura.
A la entrega de premios se unió Marta Larralde, actriz que había comprado su dorsal y había participado activamente en la carrera como una más. El entusiasmo de ambas y su buen humor pusieron la guinda a una mañana perfecta donde no faltaron risas, buen ambiente y mucha solidaridad.