Los trasplantes, una práctica rentable para la Sanidad en los tiempos de crisis

ontmediaset.es

@page { margin: 2cm } P { margin-bottom: 0.21cm } El director de la Organización Nacional de Trasplantes, Rafael Matesanz, ha resumido los objetivos de esta reunión en un término clave: 'sotenibilidad del sistema'.

Y es que esto es lo que se pretende garantizar con la celebración del simposio 'El trasplante en tiempos de crisis', que reúne a los responsables de las organizaciones de trasplantes de nuestro país, a las sociedades involucradas y a las asociaciones de pacientes para, entre todos, reconsiderar el estado actual del sistema nacional de trasplantes, racionalizando recursos y optimizando gastos.

La crisis afecta a todos los aspectos de la Sanidad y también a los trasplantes, por eso, con este diálogo, se pretende acotar las medidas que garanticen la pervivencia del sistema de trasplantes. Inevitablemente, en esta situación, los factores económicos salen a la luz y hay que hablar de costes.

Toda la política de trasplantes gira en torno un hecho: cuando una persona llega a tener graves problemas renales se le dializa, se le trasplanta o fallece. El trasplante renal es el que tiene una relación coste-eficacia más rentable. El coste de diálisis es, aproximadamente, de 50.000 € por enfermo al año, a lo que se le debe sumar el gasto en transporte, medicación y posibles complicaciones. El año en el que se practica el trasplante, el coste es mayor, pero a partir del segundo año los gastos se reducen muchísimo, por lo que la inversión se amortiza en muy poco tiempo. Un trasplante de riñón, en España, cuesta alrededor de 30.000 €.

ont

De los 50.000 enfermos con insuficiencia renal terminal que hay en España, la mitad vive con un riñón funcionando, lo que supone un ahorro de entre 400 y 450 millones de euros anuales, que es más de los que cuestan todo el sistema español de trasplantes, por lo que la financiación está amortizada.

Los costes de los trasplantes en España son muy bajos si los comparamos con los de otros países, como por ejemplo los de EEUU, país en el que se multiplican por 8 o por 10, debido a que los costes laborales son diferentes y a que el sistema de nuestro país es más eficiente, motivo por el cual hay que mantenerlo para que los trasplantes no se conviertan en una terapia de lujo, como ocurría antaño. Actualmente, todo aquel que los necesite tiene acceso a ellos.

Pere Montserrat, Director de la Organización Catalana de Trasplantes ha destacado que el trasplante es económicamente autosuficiente en sí mismo. La sustitución de una diálisis por un trasplante renal hace que el ahorro económico que supone la operación a medio plazo sufrague de sobra el resto de trasplantes practicados en nuestro país. En el trasplante del resto de órganos, la cuantificación monetaria resulta más difícil de calcular, pero si sumamos sus beneficios en criterios de calidad de vida, de sostenibilidad sanitaria y de la autonomía que recuperan los pacientes trasplantados son una evidencia de que es un sistema que no se debe frenar. Se tiene preservar por encima de cualquier situación de crisis que se precie porque muchas vidas dependen de su funcionamiento.

José Ignacio Aranzábal, Director de la Organización de Trasplantes del País Vasco y uno de los fundadores de la Red de Trasplantes Nacional, ha insistido en la necesidad de un encuentro como éste en un momento tan oportuno. “Desde la creación de la ONT hemos optimizado los recursos de la mejor forma posible, racionalizando al máximo el sistema de trasplantes, y queremos seguir haciéndolo”, ha explicado. En el País Vasco, el programa de autosuficiencia en el trasplante de tejidos cubre casi el 95% de las necesidades de la Comunidad Autónoma en este campo, lo que supone un gran ahorro al no necesitar abastecerse desde otras organizaciones. Aranzábal ha apuntado a los convenios entre Comunidades para el abastecimiento de órganos y tejidos como una de las estrategias que aumentarán todavía más la rentabilidad del sistema de trasplantes en el futuro.

ont

El claro objetivo de esta reunión es, tal y como ha reconocido el Doctor Matesanz, tratar los aspectos en los que se puede mejorar para que en España no ocurra lo mismo que en otros países intervenidos, que han visto disminuir el porcentaje en trasplantes en sus sistemas sanitarios. Grecia, por ejemplo, perdió el 50% en donación, Irlanda el 35% y Portugal, discípulo aventajado del sistema español, vio descender su tasa de donación de 31 a 24 donantes por millón de personas.

Por ellos, se van a reconsiderar los protocolos utilizando una medicación que aumente la relación entre coste y eficiencia. Otra de las medidas que se van a sopesar es la reducción del número de centros que realicen trasplantes en España, aumentando así la eficiencia de los mismos de forma individual ya que, como ha explicado Pere Montserrat, “en la práctica clínica hacen falta grandes expertos en cada materia, y esto solo se consigue con un mínimo de pacientes por centro que, si es muy reducido, disminuye la actividad práctica que garantiza que los equipos estén a la última”. Un ejemplo de esto son los centros dedicados al trasplante cardiaco, que ha disminuido tanto su demanda que sería más rentable si se redujese el número de centros y concentrase más su actividad en unos pocos.

ont

Todas estas reconsideraciones, según Matesanz, no se sopesan a raíz de una reducción específica de la financiación en el sistema de trasplantes, si no que pretenden ser una medida preventiva para optimizar estas prácticas: “Antes de que nos recorten de forma indiscriminada, vamos a ver de qué podemos prescindir y cómo podemos racionalizar los costes”.