A pesar de que el juego no es exclusivo de los niños, la actividad lúdica sin reglas desarrollada por los más pequeños es la que verdaderamente favorece el aprendizaje, la experiencia y el riesgo. Así lo manifiesta Mar Romera, especialista en psicopedagogía y autora de diversos libros dedicados a la escuela, la infancia y la didáctica activa. Según la experta, la capacidad exclusiva del ser humano de emocionarse ante la imaginación permite potenciar la creatividad y el desarrollo con el entorno a partir del juego.