Manchas no sabe qué hacer. Su familia le ha abandonado en vacaciones. Se encuentra absolutamente solo. Las experiencias que comienza a vivir le descubren lo dura que es la vida en la calle. Un día se mete en una barcaza y comienza para él una aventura inolvidable. Al fin y al cabo, Manchas ha resultado ser un perro afortunado.
Este libro nos cuenta los avatares de un entrañable amigo de cuatro patas y de la suerte que tuvo al encontrarse casualmente con el capitán de un barco que, lejos de los tópicos que caracterizan a los viejos lobos de mar, resulta ser una persona sensible, amistosa y de buenos modales. No como otros humanos despiadados que abandonan a sus mascotas en la primera esquina cuando eluden actuar como gente responsable.
Manchas se sintió muy inseguro cuando se quedó con un ridículo palo en la boca, esperando dárselo a un dueño que de repente le había dejado solo junto a un árbol. El pequeño Manchas, conseguirá que los lectores sientan por él un cariño especial, por la inocencia y la valentía con la que se enfrenta a lo desconocido.
Los lectores de este libro aprenderán una importante lección: los animales tienen sentimientos, los animales no son juguetes, los animales nos de-vuelven con creces el cariño que les damos. Con lecturas como ésta se contribuye con la creación de una conciencia social, con valores humanos, meditando sobre asuntos como los derechos de los animales, el respeto y la acogida.
"¡Por fin había llegado el verano ¡ Era un día de mucho calor. Después de cargar el coche, salimos de viaje. Al cabo de un buen rato, paramos al lado de la carretera y me dijeron: ¡Rápido Manchas! ¡ Allí, debajo del árbol!...Cuando volví, el coche ya no estaba. ¿Me habría perdido? Olí la tierra. No, no había duda, era allí donde me habían dejado. ¿Se habrían marchado sin mí? Quizás se habían olvidado algo y habían vuelto a casa. ¿O estarían jugando al escondite? Me fui olisqueando carretera adelante a ver si los encontraba".