¿Cuáles son los objetivos del Proyecto QUICK?
QUICK es un proyecto a nivel europeo que pretende garantizar la correcta actuación del Sistema Código Ictus en todas las Comunidades Autónomas de España dentro de unos estándares. El objetivo es comprobar si el tiempo desde que el paciente llega al centro hospitalario y es atendido es el establecido.
Se estima que el tiempo transcurrido entre que se avisa a los servicios de urgencia y el traslado del paciente se hace efectivo debe ser menos de dos horas, y el diagnóstico debe estar hecho, como máximo, en otros 60 minutos, para poder comenzar con el tratamiento.
¿Cómo se va a evaluar el funcionamiento de estas Unidades de Ictus?
Esta evaluación se llevará a cabo en las Unidades de Ictus de 8 centros hospitalarios españoles. Cada centro reclutará durante dos meses a 25 pacientes que acudan o sean trasladados al hospital con Código Ictus Activo. El objetivo es medir el intervalo de tiempo en cuanto al manejo del paciente en cada paso del proceso de un ictus e identificar las áreas de mejora de todo el proceso y gestión. En el caso de encontrar alguna desviación en alguno de los centros, se procederá a detectar dónde se está fallando para poner remedio.
Lo que pretendemos con una optimización en el proceso de actuación es minimizar al máximo las secuelas del paciente, ya que cada minuto que pasa desde que se produce el ictus corre en su contra. Estas evaluaciones se harán desde un sistema operativo que utilizamos desde hace años en España, por lo que prácticamente podemos garantizar que los resultados serán positivos.
Actualmente, existe una carencia de Unidades de Ictus en nuestro país, ¿se ha planteado, de algún modo, la instauración de más unidades de ictus por el territorio español?
Desde la Sociedad Española de Neurología llevamos más de 10 años trabajando para que se vayan instaurando más Unidades de Ictus, y en este periodo de tiempo han pasado de 24 a 46 en toda España, lo que marca una gran diferencia. En 2008, la Estrategia de Ictus recomendaba que se instauraran más, pero llegó la crisis y solo algunas Comunidades Autónomas pudieron hacer los deberes.
Lo recomendable sería que existiese una cama en una unidad de ictus por cada 75.000 pacientes, y actualmente contamos con una por cada 100.000. Las que más deficiencias tienen en este ámbito son Castilla la Mancha, Andalucía y, sobre todo, La Rioja, que no cuenta con ninguna unidad especializada en este tipo de diagnóstico. Galicia tiene una, que funciona muy bien, pero podría ser insuficiente.
¿Cómo se reducirían los costes si se alcanzan los objetivos planteados por el proyecto QUICK?
El ictus es el primer problema sociosanitario en nuestro país. Actuar a tiempo no solo salva vidas, también ahorra mucho dinero. Una persona dependiente cuesta alrededor de 30.000 € anuales. Una rápida intervención disminuye las posibilidades de que al paciente le queden graves secuelas y pierda autonomía. El ictus es la primera causa de dependencia en España, y cualquier paciente joven que debido a las lesiones cerebrales tenga que retirarse de la vida laboral supone un algo coste en pensiones.
¿Por qué es tan importante actuar con rapidez ante un ictus?
El ictus por infarto cerebral se caracteriza porque una arteria de nuestro cerebro se tapona a causa de un trombo. Nuestro cerebro puede aguantar la falta de riego durante un máximo de 4 horas. Pasado este tiempo, las secuelas son irreversibles. Por eso debemos aprovechar ese 'periodo ventana', agilizar el cuidado en las Unidades de Ictus y perfeccionar los tratamientos, que nos permitirán recuperar el estado del tejido cerebral.
¿Cómo pueden ayudar las campañas como la de 12 meses
Ayudan muchísimo. En la sociedad española, la gente ya sabe reconocer los síntomas que alertan de un infarto de miocardio, pero todavía no están lo suficientemente concienciados y familiarizados con los que alarman de un problema cerebral. Muchas veces, los síntomas no incluyen dolor, o no se manifiestan de un modo tan preocupante, a no ser que sean casos muy graves. Muchos pacientes jóvenes piensan que lo que les está pasando es una cosa banal, y que descansando se les puede pasar, pero muchas veces, estos síntomas repercuten en algo más grave y son solo un aviso. Por eso, es vital actuar al primer aviso.
Por lo tanto, para disminuir los tiempos de reacción ante un ictus, la responsabilidad no es solo de los profesionales sanitarios, también está en manos de la población.
Si no se da la voz de alarma, no hay nada que hacer. Por eso es importante que tanto los pacientes, que en ese momento no son conscientes de lo que les pasa porque no tienen capacidad de reacción, como sus familiares y allegados sepan reconocerlo. El ictus es algo muy serio, pero está en nuestra mano poder reducir la gravedad de sus secuelas.