Jesús Vázquez visita una escuela en Bucarest en la que 120 niños y niñas refugiados ucranianos continúan sus estudios. El gobierno rumano ha hecho un enorme esfuerzo para que puedan seguir estudiando. Reciben las clases en ucraniano y también on line para que sigan conectados con sus colegios en Ucrania. En la entrada del colegio solo hay madres con niños, no hay padres porque los hombres no pueden abandonar Ucrania, deben quedarse para luchar en la guerra.
Las profesoras, que son a su vez refugiadas ucranianas y madres, le cuentan a Jesús que las escuelas son para ellas el futuro del país, por ello, es muy importante que los niños ucranianos puedan seguir estudiando.
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