Para conocer más en profundidad su trabajo hemos hablado con Begoña Barragán, que además de ser presidenta de la asociación, también sufrió esta enfermedad.
- ¿Cómo y con qué objetivo nace la asociación?
En 2002 se creó una asociación para pacientes con linfomas. Yo misma soy paciente y juntos crecimos y evolucionamos.
Sin embargo, nos dimos cuenta de que había otras asociaciones que estaban empezando o tenían poca trayectoria, y en 2010 decidimos unirnos 6 de ellas y poco a poco fuimos creciendo. Cada asociación puede dedicarse a cualquier tipo de cáncer o a uno en concreto, pero juntas somos más fuerte.
Hay algunos tipos de cáncer que no tienen sus asociaciones concretas, así que se crean divisiones que son gestionadas desde GEPAC. Por ejemplo, el cáncer de próstata, riñón o al cáncer de mama en la Comunidad de Madrid.
- ¿Cómo os dais a conocer entre los pacientes?
Hay tres vías
- ¿Hay algún tipo de requisito para acudir a vosotros como paciente?
Cualquier paciente con cáncer puede acudir a nuestra asociación, pero no sólo lo hacen estos. También acuden a nosotros familiares o amigos muy cercanos a los que prestamos apoyo psicológico para que logren entender lo que está ocurriendo y sepan cómo actuar en todo el proceso. Pensamos que la enfermedad no solo afecta al paciente, sino a todo el entorno.
- ¿Qué servicios que ofrecéis?
Brindamos distintos tipos de ayudas a los pacientes:
Además de esto, durante todo el año, organizamos jornadas informativas a las que todo el mundo puede acudir.
- ¿Cuáles son las ayudas que más demanda un paciente con cáncer?
Ofertamos todas las que hemos mencionado anteriormente, pero hay dos muy demandadas:
- ¿Qué aporta este tipo de asociaciones a la persona?
Aportamos luz y tranquilidad. Los pacientes se sienten escuchados entre iguales, se dan cuenta de que no están solos e infundimos esperanza y seguridad.
- ¿Qué habéis aprendido en estos años de trabajo con el trato con pacientes? ¿Qué lecciones o conclusiones podéis extraer?
Con cada paso nos enriquecemos más. Cada persona es un mundo. Aprendemos qué podemos demandar de la sociedad y hasta donde, y sobre todo, allanamos el camino de las personas que acaban de ser diagnosticada o aún no lo han sido para orientarles y dejárselo todo más fácil.