Margaret Keane
“Los ojos son la ventana del alma”
Margaret Keane, nacida en Tennessee en 1927, pintaba desde la infancia, y era conocida en la iglesia local por sus bocetos de ángeles con grandes ojos. Estudió en Watkins College Art y se convirtió en una artista famosa que pinta principalmente cuadros al óleo de mujeres, niños y animales domésticos con ojos grandes porque para ella, eran como ventanas del alma. Sin embargo, su identidad fue robada por su propio marido.
Margaret conoció a Walter en 1955, en una exposición al aire libre en San Francisco. Walter al inicio de la relación, trabajaba como agente inmobiliario, y Margaret vendía sus pinturas. Cuando Walter se dio cuenta de que el trabajo de su esposa era aceptado por el público, vio una oportunidad de negocio y se dedicó a comercializar sus pinturas, robándole la identidad a su esposa durante años. Margaret, bajo el nombre de su marido, llegó a ser una de las artistas más populares en la década de 1960. La timidez de Margaret hizo que durante 12 años el público creyera que los cuadros fueron pintados por su esposo. Tardó dos años en enterarse de que Walter vendía los cuadros como si los hubiese pintado él.
Una noche, Margaret acudió al club nocturno donde él solía hacer sus negocios y se quedó sentada en un rincón, contemplando el tenderete lleno de telas. De pronto, alguien se acercó a ella y le preguntó «¿y tú, también pintas?». Así se dio cuenta de la verdad, pero la insistencia y la agresividad de su esposo, con amenazas de muerte de por medio, la convencieron de mantener el engaño. Durante ocho años más, ella se dedicó a pintar dieciséis horas al día, recluida en casa con las persianas bajadas.
La ansiedad y la depresión hicieron que sus pinturas se volvieran cada vez más sombrías y tristes. Pero todo esto cambió cuando decidió tomar las riendas de su vida nuevamente, se mudó a Hawaii donde comenzó una vida desde cero.
En los años setenta cuando la popularidad de sus cuadros había bajado, decidió contar toda su verdad, y en respuesta a ello Walter apareció en una entrevista diciendo que Margaret era un fraude. Esto hizo que Margaret demandara a Walter por difamación, consiguiendo que el juez solicitara una prueba en vivo de los talentos de ambos. Margaret logró hacer una de sus pinturas en tan solo 53 minutos mientras que Walter se negó a pintar por tener una "lesión en el hombro". Walter fue declarado culpable y condenado a pagar a Margaret más de 4 millones de dólares, por daños psicológicos y morales, pero el pago nunca llegó.
Después de ganar la demanda y recuperar su identidad, Margaret quien tiene 92 años, continúa pintando.
#MujeresHaciendoHistoria👉luchando por conseguir su identidad y demostrar al mundo su verdadera identidad, una esencia llena de arte.