Más allá de acompañar, vigilar o controlar, Francesco Tonucci propone dejar espacio y tiempo para que los más pequeños puedan disfrutar de la actividad lúdica. El juego, según el pedagogo, se hace “a pesar de los adultos, que no necesariamente contra ellos”. En ocasiones los niños suelen desarrollar actividades que a los padres pueden molestar pero el experto manifiesta que es necesario entender el juego como un territorio ajeno que forma parte del mundo de los más pequeños.