"Reconocer que somos machistas ha sido una victoria para nosotros, y esperamos que el espectador haga lo mismo"
¿Cómo nació 'Los motivos del Lobo
El machismo estructural es un tema que oprimía a Aitana. Cada vez que veía una noticia de otra mujer asesinada se le venía el mundo encima. Por eso decidimos hacer una obra que profundizase en el tema buscando las causas que conducen a esta situación. Ella comenzó a indagar con Jose -uno de los actores- y abrazamos el proyecto desde 'Vaca Teatro'
¿Quién es Fedra Muñoz?
Fedra es una psicóloga que trabaja con chicas que han sufrido maltrato, y en su experiencia ha detectado que esta violencia proviene de pequeños detalles comunes en el día a día y que son muy difíciles de detectar. Ella nos ha recomendado lecturas, nos ha resuelto dudas y, sobre todo, nos ha asesorado a la hora de construir las escenas, revisando nuestras propuestas y ayudándonos a pulir ciertos matices para que no transmitamos al público un mensaje erróneo.
¿Cómo ha sido el proceso creativo?
Ha sido muy complicado porque se trata de un tema muy delicado. Hemos trabajado cada frase con mucho cuidado. Hemos leído muchos libros, como 'El rompecabezas', de Miguel Lorente, que desentraña el perfil del maltratador y nos ha descubierto que este perfil no existe como tal. Siempre se habla del maltratador como un hombre alcohólico, desempleado, de clase media baja, con una familia desestructurada... pero en realidad no es así. En este caso, las estadísticas no valen.
Y durante los ensayos pasó algo que nos hizo replantearnos todo lo anterior: los miembros de la compañía abrimos el corazón y reconocimos que éramos machistas. El proceso nos había hecho darnos cuenta de que nosotros también hacíamos ciertas cosas.
¿Cómo cambió la obra a raíz de esta 'confesión'?
Este cambio ha sido algo fundamental. A raíz de darnos cuenta de que nosotros mismos tenemos comportamientos machistas, fuimos trabajando nuevas escenas. Ahí fue cuando comenzamos a sentir la obra como algo cercano. Ya no queríamos ver al maltratador como alguien distante, ni a la mujer como una pobre indefensa que se ha dejado embaucar, era el momento de reconocernos en los personajes y de que el espectador también se viese reflejado en las escenas y dijese: “¡Un momento! Si eso también lo he hecho yo alguna vez...”. El machismo de la obra ha salido de nuestro entorno.
A partir de aquí, ¿cómo cambió para vosotros la concepción del machismo?
Empezamos a concebir el machismo como un prisma que tiene muchas caras en las que nos vemos reflejados. Está presente en la escuela, en casa, en el trabajo, en el bar... Está tan integrado en la sociedad que resulta muy difícil desentrañarlo. Intentamos coger esas caras del prisma y elaborar una escena para cada una de ellas. Rompimos los lenguajes para que no fuera una historia lineal, ni una pareja concreta, por eso las escenas y los personajes van cambiando, para mostrar las diferentes caras y situaciones del machismo. Comenzamos a indagar de dónde salía ese machismo y descubrimos que estaba dentro de cada uno de nosotros, y construimos nuevas escenas a partir de nuestra propia experiencia, creando un hombre visiblemente menos violento y a una mujer no tan débil. Los trajimos al día a día, al "no pasa nada", al "no es para tanto".
¿Qué ha significado este acercamiento para vosotros?
Este trabajo ha conseguido que estemos siempre alerta. Para nosotros la victoria ha sido que comencemos a reconocer que somos machistas, y esperamos que el espectador haga lo mismo. Es el primer paso para empezar a eliminarlo: aparece un comportamiento machista, lo identifico y lo contengo. Es como el miedo: hay que asimilarlo e intentar gestionarlo.
¿Y para el público? ¿Se siente identificado?
Algunos hombres que han venido a ver la obra, después de ver una escena en la que él aparta a la mujer y no le deja hablar ha dicho “Eso se lo hago yo a mi chica”. También es muy habitual la violencia de control: preguntar a tu pareja dónde está, con quién y qué está haciendo. No nos damos cuenta de cómo nos condicionan estos comportamientos.
Que los hombres del equipo se abriesen para reconocer que hacen ciertas cosas ha sido toda una terapia. Supone descubrir que no estamos solos, reconocer que todos cometemos errores, pero que al menos nos estamos empezando a dar cuenta. Es fundamental que los hombres y las mujeres que son machistas reconozcan que lo son. Ser sincero es el primer paso para poder cambiarlo.
Pero tiene que ser muy duro para el público sentirse identificado con un maltratador.
Cuando se habla de violencia de género, a la gente le viene a la cabeza el borracho que le pega a su mujer, una víctima débil, y se pregunta porqué no le ha dejado antes. Pero esto no es siempre así. En 'Los Motivos del Lobo' buscamos el recorrido machista que nos lleva hasta el maltrato por un camino que nos resulta familiar, pero siempre con un reto: el público puede empatizar con el agresor, pero jamás justificarle, no puede quitarle la carga de la culpa.
¿Los hombres también son víctimas de la desigualdad de género?
A los hombres también les perjudica este patriarcado al que están sometidos. Se ven expuestos a unos clichés de responsabilidad enormes que deben cumplir: no pueden manifestar sus sentimientos, no se les permite tener miedo, nunca lloran, deben ser el caballero invencible y valiente que rescata a la princesa, el héroe de la película.
Esta obra se estrenó hace un año, pero está en continua transformación.
Sí, el texto se ha modificado varias veces. Estrenamos la obra en noviembre del año pasado en Badajoz, donde está la asociación 'Zafra Violeta'
La obra tiene un final abierto.
El final también se ha ido transformando. Resulta dificilísimo cerrar una obra así, y gracias a la ayuda dramatúrgica de Miguel Valentín escribimos el final más honesto que hemos tenido hasta ahora en una de nuestras obras: reconocer ante el público que no sabemos cómo cerrar esta obra, que no tenemos un final, pero sí un principio: el final de esto es que todos empecemos a cambiar las cosas.
¿Cómo se cambian esas cosas?
Generando una reacción positiva que comience por reconocer el machismo, no criminalizarlo, pero sí aprender a identificarlo. Si alguien sale de la obra diciendo “Yo tengo mucho de esto” será un gran logro. Nosotros mismos tenemos que generar conciencia y empezar por la gente que tenemos cerca, por nuestra familia y nuestro grupo de amigos. Muchas veces, en nuestro entorno de confianza, alguien dice un comentario machista y no nos permitimos decir en voz alta que lo es. Tenemos que empezar a cambiar esto.
¿Qué referentes habéis tenido en la creación de 'Los Motivos del Lobo'?
Tenemos un referente visual que es Edward Hopper. En nuestras escenas hay muchos cuadros que pintamos con los actores, cuadros vivos que generan una mirada artística en el espectador en el que se muestran momentos de cualquier pareja, no de una en concreto.
Y también tenemos un referente absoluto que es Pamela Palenciano, quien tiene una obra extraordinaria: 'No sólo duelen los golpes'