Cuando nos enteramos de cuáles eran los datos de los recortes en desarrollo sentimos la necesidad de hacer algo, y surgió la idea de realizar un cortometraje. Decidimos hacer una pieza centrada en Haití, un país en el que los recortes son dramáticos.
Fue todo bastante curioso para nosotros porque, para empezar, no teníamos trazado un plan de rodaje. Realmente fue llegar allí con las cámaras y empaparnos sobre el terreno sobre cómo es aquello. A medida que nos fuimos adentrando, se fue forjando el documental. Esta experiencia nos ha afectado a todos porque hemos visto cómo está el país y nos hemos puesto en su situación.
El espectador, en general, no entiende muy bien en qué consisten la ayuda al desarrollo y la cooperación. Por eso, queremos enseñarle el estado de un país que vive una situación especialmente dramática, y contarle que con una partida presupuestaria, que en nuestro país es menor, podemos cambiar muchas vidas. Creo que el documental hace una buena muestra de ello.
Yo creo que más que una lección, esta experiencia me ha dado una visión más amplia del mundo en el que vivimos. Lo puedes ver en las noticias, lo puedes escuchar en la radio, y puedes conocer los datos, pero hasta que no tienes delante a un niño con sed, mirando tu botella de agua no eres consciente de lo que eso significa. Y sí, nuestra sociedad tiene muchos problemas, pero, pero hay países en los que el concepto de sociedad, directamente, no existe. Hay una desconexión brutal entre lo que es el Estado y lo social, con necesidades básicas no cubiertas. El futuro para los niños de estos países corre un riesgo potencial.
Creo que es importante defender la cooperación porque, en el fondo, vivimos en un mundo donde las fronteras, cada vez más, son una falacia. Y ahora mismo tenemos el caso concreto de todos los refugiados que llegan a Europa. Realmente, si no fuera por la desigualdad, que es la base de la mayoría de los problemas, estas personas no vendrían a Europa. Huyen de la guerra, huyen de situaciones violentas, huyen del terror absoluto, y si esto no se diera en sus zonas de origen, si hubiera una mayor igualdad, no tendrían que hacerlo. En el momento en que empoderas a la gente te estás empoderando a ti porque, en el fondo, todos somos parte de lo mismo.
Lo principal es un cambio en la conciencia. Darse cuenta de que Haití no es más que la imagen deformada y muy exagerada de lo que podría ser nuestro futuro. De alguna manera, van 20 años por delante en la problemática, en las desigualdades sociales, en el medio ambiente, en la desconexión brutal entre el Estado y lo social, en las desigualdades de la clase social y de la clase media, que allí ha desaparecido. Son como la exageración de hacia donde vamos nosotros como no hagamos algo. Y, en ese sentido, una campaña como #SíMeImporta sirve para echar un poco el freno, pensar hacia dónde nos dirigimos y qué podemos hacer para evitarlo.