Charifa Beja avanza para luchar por los derechos laborales de las mujeres

Charifa Bejamediaset.es

La vida de Charifa Beja cambió el día que la despidieron. Trabajaba en el sector de la fresa en Marruecos y la echaron por exigir ayuda a sus jefes para llevar a su prima al hospital tras un accidente laboral. Cansada de llevar siete años trabajando en unas condiciones deplorables, dijo basta.

En realidad, los cambios habían empezado antes. En concreto, el día que llegó una caravana a su pueblo que le explicó que tenía unos derechos, que hasta entonces desconocía totalmente. A partir de ese momento decidió organizarse para intentar que miles de mujeres rurales y sin estudios como ella, que tienen en la fresa su única salida, pudieran aspirar a un vida mejor.

En 2013, con 23 años, dejaba Marruecos por primera vez para viajar con Oxfam a Jordania. Fue el primero de una serie de encuentros, foros y conferencias. Con el micro en mano y ante la mirada atenta de personas de todo el mundo, Charifa explica la dura realidad de las ‘mujeres de la fresa’ en su país. Trabajan desde jóvenes en campos y fábricas que empaquetan fresas para exportarlas, principalmente a Europa. Hacen jornadas interminables: salen de casa a las seis de la mañana y vuelven cuando el sol ya se ha puesto.

Muchas veces no tienen ningún medio de transporte con el que regresar a sus hogares, por lo que recorren largos trayectos a pie. Además, algunas sufren malos tratos y abusos sexuales por parte de sus capataces. Y todo por un ridículo salario que a duras penas les permite vivir. Poder decir no a un salario injusto o exigir un medio de transporte para los desplazamientos son algunos de los derechos que tienen estas mujeres, pero que desconocen.

Hoy Charifa preside la Asociación de Mujeres Lideresas del Sector de los Frutos Rojos. Trabaja para que las mujeres comprendan que tienen derechos laborales, conozcan los servicios de la seguridad social y sepan que hay asociaciones que pueden orientarlas. Mediante caravanas de sensibilización, visita pueblo por pueblo proporcionándoles herramientas para que puedan ellas mismas defenderse y trabajar en condiciones dignas.

Charifa ya no es la misma mujer de hace siete años. Sus manos no están desgastadas ni llenas de cortes por recoger fresas en el campo. Ahora es dueña de su vida, y dedica su tiempo a garantizar que muchas otras mujeres también lo puedan (lo sean).