Finlandia, un ejemplo de política ambiental y concienciación social para preservar el Medio Ambiente
Los nórdicos cuidan la calidad del aire, del agua y el estado de la biodiversidad. Consideran el cuidado de sus recursos y su entorno natural una cuestión de Estado. Pero medidas gubernamentales a parte, son los propios habitantes del país los mayores profetas del respeto por la naturaleza. Desde pequeños, los finlandeses son educados en el amor por su entorno, y hacen de la sostenibilidad una rutina diaria. Gracias a todo esto mantienen su naturaleza en un estado bastante puro.
Los bosques, el mayor tesoro del país
El árbol es el símbolo de la vida, y en Finlandia es un estandarte nacional. Los bosques cubren el 70% de la superficie del país, incluso en la capital, Helsinki, que cuenta con extensas zonas boscosas, algunas de ellas designadas reserva natural.
El alma finlandesa ha estado siempre vinculada al bosque. Pasear entre los abetos, pinos y abedules, recoger bayas y setas, o practicar esquí son las actividades preferidas por los lugareños, por lo que el bosque forma parte de su vida cotidiana. Por eso no escatiman en esfuerzos a la hora de mantenerlos en su mayor estado de pureza. De los 23 millones de hectáreas de bosques que hay en el país, un 90% tiene el certificado de sostenibilidad. Sus montes están cuidados, son productivos, generan puestos de trabajo y se explotan de una forma respetuosa y controlada que garantiza la conservación de su biodiversidad.
Existe una antigua tradición que permite a todo finlandés adentrarse en las tierras de otros para disfrutar de los parajes con la condición de no perturbar la paz, no molestar y no dañar los campos y plantaciones. El bosque no se delimita con vallados, es libre, por eso debe cuidarse. La certificación que garantiza la sostenibilidad de los bosques se consigue con una inspección anual que determina si el lugar cumple los requisitos exigidos, de este modo se controla su preservación.
Con 5 millones de habitantes, Finlandia es un país muy extenso con una población dispersa que vive literalmente entre árboles. Esto nos ayuda a comprender por qué el bosque se considera una propiedad pública, un tesoro común que hay que mimar.
El agua más pura
Finlandia está cubierta por bosques, pero también por lagos. Un total de 187.888 fuentes de vida se extienden por todo el territorio, suministrando agua a sus habitantes y calmando la sed de su vegetación. En condiciones áridas y frías, todo recurso natural multiplica su valor, por eso desde hace años se llevan a cabo medidas que garantizan unas aguas limpias.
La calidad de sus aguas está clasificada como excelente o muy buena en el 80% del área total de los lagos. Incluso aquellos que tienen cerca instalaciones industriales son limpiados y purificados para garantizar su conservación.
La protección ambiental, un trabajo de todos
El nivel de protección ambiental de Finlandia es uno de los mejores del mundo. Aunque en un país con temperaturas tan bajas es complicado limitar el uso de recursos energéticos (imaginad lo que sería vivir allí sin calefacción), su legislación medioambiental trabaja para que estos recursos sean optimizados para obtener el mayor rendimiento con la menor repercusión medioambiental.
El objetivo principal es el consumo responsable. La racionalización de los recursos pretende garantizar el bienestar de la población sin destrozar su entorno natural. Éste procedimiento se aplica también en las ciudades finlandesas, que son pequeñas y verdes. En los últimos años ha aumentado la migración de habitantes de zonas rurales a las urbes, la construcción ha crecido y hay más tráfico, pero gracias a una buena previsión se ha respetado la naturaleza de las ciudades, verdes y espaciosas, con la arquitectura sostenible, y se han controlado los niveles de polución. En los últimos 20 años, las emisiones de azufre se han reducido un 47% y las de nitrógeno un 60%.